El problema de la frase –aunque impactante– es que no nos propone solución alguna. Y el grave problema que encierra el no hacer ninguna propuesta es que –queriéndolo o no– favorece lo mismo.
¡En estas condiciones, no queremos elecciones¡ contundente la frase pero, la verdad, es que a nada nos conduce.
Lo único que puede conducirnos a algo distinto es el cambio de la forma de elegir diputados puesto que, en tanto esto no cambie, no cambiará el Congreso y, si el Congreso no cambia, en sus manos como se encuentra la definición del presupuesto y de las leyes nada –absolutamente nada– podría cambiar entre nosotros.
Si no se cambia la forma de elegir diputados, seguirán teniendo los partidos políticos el monopolio para la postulación de candidatos, incluso para integrar ¡Increíble, pero cierto! la Asamblea Nacional
Constituyente.
¿Qué cambio podría haber si tan sólo los partidos políticos pueden postular los candidatos? La queja ¡En estas condiciones, no queremos elecciones! debe dar paso a las propuestas.
Mi propuesta es clara y terminante: Reformemos el artículo 157 de la Constitución de la República por cuanto que, en tanto este no se reforme, persistirán tanto el monopolio de los partidos políticos para postular candidatos como el listado nacional de diputados, los distritos electorales inmensos y, con estos, los listados distritales; las campañas electorales largas y caras; la población indígena ausente del Congreso y otro tanto los migrantes.
Constituye una necedad afirmar que la reforma de la Ley Electoral y de Partidos Políticos constituye suficiente reforma por cuanto que los distritos electorales inmensos y el listado nacional de diputados no los determina esta la ley sino la Constitución , en el citado artículo 157.
También es este el artículo el que establece cuatro años como mandato de los diputados, período que resulta excesivamente largo, a la luz de la experiencia, permitiendo que los electos se desentiendan de los electores y –cuanto más– cuando su reelección depende más de los partidos que de los electores.
Buena la frase que repite Alberto fuente Knight en Prensa Libre, persona que respeto “En estas condiciones, no queremos elecciones”, frase que, sin embargo, se queda en nada puesto que no contiene propuesta de solución alguna.
¿Acabar con todos los partidos existentes y empezar de nuevo? ¿Empezar de nuevo con el mismo monopolio de postulación de candidatos pero en manos de partidos nuevos, supuestamente virginales? ¡Por favor!
¿Otra vez con listado nacional de diputados y con listados distritales, inmensos los distritos, largas y caras las campañas y largo –de cuatro años– su mandato pero, ahora, por arte de magia, angelicales? ¡Por favor! Me da pena que tanto esfuerzo no conduzca a nada.
¿Crítica y crítica; quejas, protestas y buenas intenciones pero sin planteamiento de solución alguna?
La solución la constituye la reforma del artículo 157 de la Constitución y con esa reforma sobra y basta: Cambiada la forma de elegir diputados pudiendo postularse cuanto ciudadano quiera hacerlo, barata y corta la campaña y sobre el diputado la constante rendición de cuentas sancionada cada dos años por los electores: reelecto o echado del Congreso…
Lo demás – con todo respeto: ¡Absolutamente, nada!
