Si alguna de mis difuntas abuelas, o alguna conocida de esas que creen que el mundo es color de rosa, me pidiera una recomendación para ver en el cine, les diría que vieran The Healer. Paco Arango escribe y dirige una película en la que todo es perfecto. Lo digo así: la película es un final feliz desde el principio.
En esta historia conocemos un pueblo idílico, esos donde la Policía es ingenua, no hay maldad y la geopolítica no logra atemorizar con sus nauseabundos tentáculos. En la producción The Healer nada puede hacernos daño. El único enemigo es la inmadurez y la muerte. ¿Acaso hay algo mejor?
El guion cuenta la historia de Alec, un chico inglés con deudas hasta el cuello y una vertiginosa vida de frivolidades. Antes de terminar con las rodillas rotas, a manos de la mafia rusa, aparece la salvación. Un tío lejano lo saca de tales honduras a cambio de mudarse a Nueva Escocia, en Canadá, y comenzar una vida nueva. ¿Acaso dirías que no?
“Hay que ver esta película con ojos de niño, o de abuelita a quien los años le devolvieron la inocencia”.
Aunque Alec (Oliver Jackson-Cohen) con sus 30 añitos encima se da el lujo de dudar de tal ofrecimiento, termina en este pueblito de ensueño, de 100 habitantes exagerando, en el que todo es verde, no hay tránsito que te agobie, tampoco problemas. Pero no solo eso, Alec recibe una casa cerca del lago y un picop, todo gratis. Pese a ello el chico refunfuña. Hay que ver esta película con ojos de niño, o de abuelita a quien los años le devolvieron la inocencia. Hay que pensar que para ese público está dirigida. Aunque tiene una leve insinuación de sexo es tan sutil que para una mente inocente es imperceptible.
En resumen, Alec es un healer (sanador o curandero, como mejor prefirás traducir) y tiene este don: cada persona que se le acerca sana física o emocionalmente. Además un poder excepcional: los animales lo quieren y se le acercan. ¿Acaso renunciarías a tales cualidades?
Entonces de ahí va el argumento, en como Alec afronta esta condición cuasicongénita familiar de sanar al prójimo. Uno de los nudos narrativos está en la existencia o no del más allá, ayudar al otro, el nombre de un ser supremo y su existencia, y las fuerzas sobrenaturales, pero al final resuelven las dudas de una forma elegante en la que todo podrían quedar satisfecho. Hay que buscarle tres pies al gato para encontrarle algo malo a la cinta. Ideal para verla un domingo en compañía de tus mascotas, abuelas, tías, y sobrinos. Parece ilustración de los testigos de jehová.
Decepción fílmica: The Inside out
Para gustos los colores; quizá fue la alegría de Joy y la lentitud emocional de Sadness (pascuatería) las que me decepcionaron. O quizá me la vendieron como la panacea de la salud emocional y fue una hueva total. No es que me las lleve de equilibrado mental, pero me durmió la historia.