La Organización de las Naciones Unidas abrió ayer su 72 Asamblea General con toda la atención centrada en Corea del Norte, el acuerdo nuclear con Irán, el colapso de Venezuela y la participación de Donald Trump.
Como todos los años, la reunión fue abierta por el representante de Brasil, aunque el presidente Michel Temer llegó a la cita acorralado por escándalos y denuncias, mientras busca recuperar la mayor economía latinoamericana, y mencionó: “Estamos del lado del pueblo venezolano (…). Ya no hay más espacio para alternativas a la democracia”.
Posteriormente, el mandatario norteamericano pasó revista durante media hora a los principales factores de inestabilidad global y presentó la posición de Washington para cada uno de esos escenarios críticos.
Además, hizo un llamado a la comunidad internacional para auxiliar en un nuevo acuerdo para bloquear el camino de Irán hacia el desarrollo de un armamento nuclear, y aseguró: “Las naciones soberanas de la ONU deben ser la base del orden mundial”. El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, presionó a Trump a abandonar el acuerdo multilateral firmado con Irán en 2015, aunque el presidente de Francia, Emmanuel Macron, se empeña públicamente en convencer a la Casa Blanca a respetar la vigencia del entendimiento.
Antonio Guterres, secretario general de la ONU, en su mensaje de apertura manifestó que el uso de armas nucleares es impensable y aun la amenaza de su uso debería ser condenada, porque el miedo no es abstracto y la retórica agresiva puede conducir a malentendidos fatales, por lo que la solución debe ser política.
También se refirió a la amenaza global del terrorismo, que sigue cobrando un saldo “de muerte y devastación”, por lo que pidió una cooperación internacional más fuerte, para atender las raíces de la radicalización, incluyendo injusticias reales o percibidas como tales. En el encuentro de ayer también ocuparon el estrado los delegados de Francia, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Guatemala, Bolivia y Honduras, entre otros.
Puntos de agenda
Otro asunto de extrema urgencia que acapara la atención en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, es la situación de la comunidad de musulmanes rohinyás, en Birmania, que son objeto de feroces acciones del Ejército, que provocaron una huida en masa hacia Bangladés.
En el ámbito latinoamericano, las preocupaciones se centran en la situación de Venezuela. El tambaleante gigante petrolero sudamericano fue el punto central de conversación durante una cena que Trump mantuvo el lunes con los presidentes Michel Temer (Brasil), Juan Manuel Santos (Colombia) y Juan Carlos Varela (Panamá), todos firmes críticos del gobierno de Caracas.