El deporte guatemalteco, siempre ávido de buenas noticias recibió ayer una de las mejores en los tiempos recientes, pues amanecimos con la información de que Jorge Vega había logrado la medalla de oro en la Copa del Mundo en París, Francia.
Nos alegramos sobremanera cada vez que un compatriota pone en alto nuestra bandera y el nombre del país en el que dejamos el ombligo, y qué mejor que cada fin de semana tuviéramos este tipo de nuevas que nos llenen de orgullo.
No importa si es en atletismo, gimnasia, beisbol, tenis, baloncesto o futbol, siempre da alegría un resultado positivo, pues es motivo de festejo para todo el pueblo, que se siente representado por estos gladiadores del deporte.
Los aficionados están conscientes de que no se puede exigir que se gane en todo, al menos no en cada oportunidad que se compite, aunque se agradece que busquen hacerlo con gallardía y que cada caída la paguen cara los adversarios.
Para mostrar la dificultad de conseguir una presea, en los Juegos Panamericanos, desde 1951 hasta 2015, Guatemala ha conquistado 75 medallas, 20 de oro, 15 de plata y 40 de bronce. Desde la conseguida por Doroteo Guamuch Flores en 1955, en México, hubo que esperar 16 años para que en Cali escucháramos las notas del himno nacional, gracias al tirador Víctor Castellanos.
En las justas de 2011 y 2015 es cuando se han logrado más metales dorados, 7 y 6, respectivamente, por lo cual notamos un crecimiento en el desarrollo, pero también va de la mano con la exigencia.
Gracias a Jorge Vega por darnos una razón más para sentirnos orgullosos.