Hoy al celebrar tu cumpleaños de vida independiente, me comprometo ante ti a ser un mejor hijo tuyo, Patria Mía.
Ante el fuego sagrado maya, me inclino reverente y clamo a los cuatro vientos cardinales perdón por mis ofensas a esta tierra nuestra milenaria de nuestros abuelos y abuelas, quienes recibieron la bendición del Ajaw del cielo para vivir en paz y prosperar en todos los órdenes de nuestra vida.
Perdón por alimentar luchas internas con mi proceder absurdo y ambición desmedida, que han frenado la unidad de nuestros 23 pueblos de linaje maya, raza indomable y pujante.
Inteligente sistema social de convivencia y estudio profundo de astros universales, que en señorial influencia inspiraron a nuestros precursores, de independencia extranjera, a levantar su viril clamor desde 1810 hasta 1821.
Tambores y chirimías, acompañaron los pasos firmes de Atanasio Tzul, en la región prócer de la legendaria Chuimekená, hoy Totonicapán, rodeada de montañas y cerros poblados por centenarios pinabetes, pinos y encinos en la próspera tierra del altiplano occidental, hogar de nuestros valerosos quichés, del linaje de las casas reales Kaveck, hogar de los tecunes como guerreros indomables.
Clamor apoyado por los príncipes maya-kekchí en la inmensa y rica tierra de la Alta y Baja Verapaz de Manuel Tot y Juan Batalbatz, héroes precursores que ofrendaron su vida al sentar las bases reales y efectivas de los movimientos independentistas, dirigidos por criollos conscientes de la defensa de la dignidad nacional contra las exigencias absurdas de la Corona española.
Al cumplir hoy, 196 años Patria Mía, escucha mi canto con humilde ofrenda de amor, fe, caridad y esperanza.
Nos unimos al trinar de tus cenzontles y guardabarrancos. Al viento puro y fresco de tus montañas. A los celos guardianes de tus volcanes y la riqueza inmensa de nuestra madre tierra. Acepta mi canto sencillo, pero verdadero, en señal de gratitud por soportar con inusitado estoicismo el dolor inmenso que produce el avance del modernismo oscuro, intolerante y aberrante consecuencia.
Hoy, al celebrar tu cumpleaños de vida independiente, me comprometo ante ti a ser un mejor hijo tuyo Patria Mía.Ciudadano ejemplar con mis semejantes. Servidor eficiente, transparente y puro en la institución que me cobija.
Impulsar con la fuerza incontenible de nuestra Ceiba, mantener una actitud de blancura como la Monja Blanca, a cubrirme con el manto azul, blanco y azul de nuestra insignia patria, defender con valentía el mensaje inspirador de nuestro escudo, cultivar e impulsar las brillantes notas arrancadas del hormigo de nuestra Marimba, volar junto al Quetzal más allá de las nubes, vivir y defender el espíritu y contenido de nuestro Himno Nacional para sentirme digno de ti, mi familia y coterráneos.
¡Larga vida a mi país y guatemaltecos comprometidos! Eterna gratitud a nuestra Guatemala amada y a usted, heredero auténtico de la DIGNIDAD NACIONAL.