Tras su paso mortal por el Caribe, Irma se debilitó ayer a tormenta tropical en Estados Unidos, y en la medida en que incursionaba en tierra fue perdiendo su furia destructora, aunque en Florida forzó la evacuación de 6.3 millones de personas.
En Cuba, a 150 kilómetros del extremo sur de Florida, el balance era más grave: al menos 10 personas murieron electrocutadas, ahogadas o por el derrumbe de edificios, según las autoridades, que informaron sobre severos daños de infraestructura e inundaciones.
Con esta cifra suman 40 los muertos por el ciclón, al agregarse los 27 reportados en el resto del Caribe, en territorios de Francia, Países Bajos, Reino Unido y Estados Unidos, así como en Barbuda. Otros 3 perecieron en Florida por accidentes de tráfico causados por la tormenta. Para hoy se espera que el fenómeno meteorológico se degrade a depresión tropical en la medida en que se desplace al este de Alabama.
Hasta el lunes por la mañana, 6.2 millones de habitantes estaban sin electricidad en Florida, según las autoridades, la empresa de energía FPL había reportado el cierre de 1 de sus 2 reactores nucleares.
En Miami, la mayor ciudad estadounidense en la trayectoria de Irma, brillaba el sol y encargados de limpieza empezaron a apartar ramas, escombros y letreros caídos de las calles en el centro y en el distrito financiero de Brickell.
Aunque Irma hizo colapsar dos grúas de construcción, no parecía haber daños mayores. El mar se tragó el domingo el paseo costero del vecindario de Brickell, dejando vehículos sumergidos hasta la mitad. Pero el lunes, la mayoría de las calles de Miami se estaban secando, aunque lucían llenas de escombros.
Algunos residentes, que se negaron a evacuar, paseaban a sus perros y evaluaban con cierto alivio los daños. “Si esto hubiera sido un huracán categoría 4, el escenario sería distinto”, dijo a la AFP Bob Lutz, un empresario de 62 años que decidió atrincherarse en su hogar con provisiones de agua y comida para una semana.
En Cuba
Este huracán ha sido el más mortífero que se abatió sobre la isla desde el pasaje de Dennis en 2005. En La Habana, faltó el servicio de agua, se registraron numerosas interrupciones telefónicas y el sistema educacional suspendió las clases hasta nuevo aviso.
En un mensaje, el presidente Raúl Castro reconoció que han sido días duros.