Mucho se ha dicho que a la gente no se le dé pescado, sino hay que enseñarle a pescar. Estoy de acuerdo.
Hace muchos años conocí al dueño de una panadería. Su negocio era próspero y empleaba a 20 trabajadores distribuidos en dos turnos. Yo miraba que las personas del mostrador atendían con mucha gentileza a quienes llegaban a comprar el pan. Los fabricantes del producto, aunque andaban cenizos con la harina que amasaban, tenían un rostro alegre.
Inquieto por la actitud positiva de los empleados le pregunté cuál sería el motivo de esta. El dueño me respondió de una forma muy sencilla: los trato bien, no los exploto, todos los trabajadores llevan a su casa diariamente, una bolsa llena de producto para su familia. Son gente pobre que ven como una bendición tener un pan que darles a sus hijos.
También hace muchos años los medios de comunicación publicaron una noticia en la que informaban que una famosa granja avícola sacrificaría 25 mil pollitos, ahogándolos en toneles con agua. La razón: sobreabundancia en la producción
avícola y el control de precios en la carne del pollo. Pregunto, ¿no habría sido más humano y solidario regalar esos animalitos a personas pobres para que los criaran y tuvieran una fuente de alimento?
Me he enterado, por boca de los propios trabajadores, que, en algunos restaurantes de comida rápida, las porciones que no se venden las tiran a la basura. Y los empleados tienen prohibido llevar esos alimentos a su casa. Pregunto, ¿por qué tirarlos?, ¿por qué no distribuir ese excedente entre los empleados, o por lo menos, donarlos a hospitales, orfanatos, asilos de ancianos? Una persona supuestamente versada en el tema me explicaba que si las empresas permiten a sus obreros llevarse los excedentes podría provocar que elaboren producto demás, y justificar así, la sobreproducción. No sé si tengan razón, o solo se trate de un argumento falaz.
Es urgente que se cree una ley denominada Brazo Social Empresarial, mediante la cual toda empresa que obtenga ingresos auditados por encima de los montos aceptables de ganancia genere su programa de ayuda a sus trabajadores, aplicando mecanismos de verificación que comprueben que no están maquillando sus informes contables.
Mediante el programa de Brazo Social Empresarial las propias empresas manejarían sus recursos destinados a producir competencias de productividad de sus empleados, familiares u otras personas de escasos recursos, abarcando áreas de producción de interés empresarial.
Las empresas buscarían crear competencias para la vida con oficios de alto rendimiento económico, contrario a la fábrica de profesiones de nivel medio que ofrece el sistema
educativo actual.
Mucho se ha dicho que a la gente no se le dé pescado, sino hay que enseñarle a pescar. Estoy de acuerdo; pero se deben producir cambios significativos para que el efecto de rebalse de estas estrategias alcance a quienes no tienen comida, no tienen vivienda, no tienen salud, ni educación; y, por lo tanto, no tienen un futuro promisorio.