Más de la mitad de la población guatemalteca es menor de 30 años.
Conocemos por los medios de comunicación sucesos de violencia en los que están involucrados niños y jóvenes, con asombro vemos cómo los niños se han convertido en sicarios, los adolescentes planean y ejecutan atentados, en los cuales pierden la vida muchas personas, como ejemplo, lo sucedido en el hospital Roosevelt. Adolescentes convertidos en criminales, pandillas que reclutan niños y jóvenes para entrenarlos y que pongan la cara en las extorsiones y asesinatos.
Vemos con mucha pena la cantidad de personas recluidas en los centros para jóvenes en conflicto con la ley penal, que reclaman buena alimentación, cuidados y otras prebendas para ellos. Es preocupante que estos centros reciban cada vez más y sean insuficientes.Preguntémonos, ¿quién es el culpable de que los jóvenes se vinculen a la violencia? ¿El Estado o la familia? Algunos dirán que son los dos, el Estado por no garantizar a las familias las condiciones mínimas para que vivan en condiciones humanamente aceptables. Tenemos que quitarnos el estigma de que pobreza es sinónimo de violencia, hay delincuentes de alto calibre que provienen de hogares con amplias condiciones económicas. Los jóvenes deben estar en las aulas, en los centros de formación, que por derecho les corresponden, no deben estar en las calles matando pilotos, asaltando, extorsionando o violando. Guatemala es un país de jóvenes, mas de la mitad de la población guatemalteca es menor de 30 años, somos un país con una población potencialmente capaz de mover la economía nacional y; por ello, será un país que disfrutará el bono demográfico, el gran riesgo es que los jóvenes no cuenten con la formación para desempeñarse productivamente y aportar a la economía nacional de una forma sustentable.
Lo anterior nos coloca en situación de alto riesgo, como Estado debemos buscar mecanismos para garantizar a los jóvenes oportunidades de desarrollo integral, que permitirán que menos jóvenes se vinculen a actos de violencia. La familia juega un papel importante, en su seno es donde se aprenden los valores y principios fundamentales para el comportamiento en sociedad. Todos tenemos que aportar para que la juventud sea un factor fundamental en el desarrollo adecuado de la sociedad.