Corea del Norte anunció que planea lanzar cuatro misiles hacia la isla de Guam, donde está una base militar de Estados Unidos, como respuesta ante recientes tuits del presidente Donald Trump, que ensalzaron el arsenal nuclear del país que dirige, el cual es “más fuerte y poderoso que nunca”.
El general norcoreano Kim Rak Gyom comentó que, a mediados de este mes, estaría listo el plan de ataque, consistente en lanzar proyectiles que sobrevolarían Japón. Esa posibilidad será sometida a aprobación del líder norcoreano, Kim Jong-un.
A lo que Trump reaccionó: “Ya es hora de que alguien defienda a la gente de ese país y a la de otras naciones”.
El primer ensayo mostró que el dispositivo podía alcanzar Alaska. El segundo sugirió que podría llegar a Nueva York.
En Agaña, la capital de la isla, los habitantes parecen tomarse las amenazas con resignación. “Si tiene que ocurrir, ocurrirá”, dice Loiue Joyce, una veinteañera.
Las amenazas cruzadas entre las 2 naciones tienen como protagonistas al misil norcoreano Hwasong 12 y los antimisiles estadounidenses SM3 y la Terminal de Alta Altitud Área de Defensa (THAAD, por sus siglas en inglés). El primero de estos con un alcance de 5 mil kilómetros, según se planifica, se estrellarán a 30 o 40 kilómetros de Guam, que está a 3 mil 300 kilómetros de las bases de misiles norcoreanas.
Japón advirtió que derribaría cualquier misil que amenace su territorio. Tanto Tokio como Washington cuentan con un sistema de interceptores Standard Missile-3 (SM-3), el cual puede salir de la atmósfera terrestre e interceptar a gran altitud. Su fabricante, Raytheon, compara esta técnica con la de “bloquear una bala con otra bala”.
“Si atacan Guam, Estados Unidos actuará, es natural”, considera Takashi Kawakami, especialista en temas de Defensa y profesor en la universidad Takushoku.