Los esfuerzos por mejorar el sistema carcelario del país continúan su marcha, en el marco del Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria, el cual busca dignificar la labor del personal dedicado al resguardo de los privados y a quienes cumplen una condena.
El cambio incluye la construcción de una nueva infraestructura para mejorar las prisiones, que presentan un hacinamiento de 300 por ciento en las de hombres y 500 por ciento en las de mujeres.
De acuerdo con cifras de la Dirección General del Sistema Penitenciario, en el país funcionan 22 centros de detención, con una capacidad para 6 mil 450 internos, pero
actualmente estos albergan a 22 mil 386.
La cifra supera en 15 mil 936 el aforo de los recintos y se incrementaría aún más, puesto que es la tendencia, según las estadísticas de la entidad. Por ejemplo, en 2010 la población reclusa era de 7 mil 124, y en 2012 ya alcanzaba los 15 mil 13, mientras que 3 años después llegaba a 19 mil 834.
Afortunadamente existen avances en el tema de la modernización de las prisiones, entre ellas la formación de una nueva generación de guardias y la creación de un recinto en Fraijanes I, adonde fueron trasladadas 150 reclusas del Centro de Orientación Femenino.
No se trata únicamente de un cambio de ambiente o algo paliativo, sino de un proyecto integral, el cual incluye horarios que responden a una política de cero ocio, temas de capacitación técnica e instrucción académica para las mujeres, con el fin de que cuando queden en libertad puedan dedicarse a un oficio.
En este sentido, también se mejoran las condiciones para los hijos e hijas de las féminas reclusas, para lo cual se han implementado espacios dignos en los que puedan recibir educación inicial. Uno de estos proyectos también será ejecutado en la cárcel de Zacapa.
El objetivo es lograr la reinserción social de las personas que por diversas razones fueron detenidas, así como propiciar el respeto de los derechos humanos de los reos y mejorar el control de sus actividades. Se están dando pasos, y los resultados se verán en el mediano y largo plazo, tomando en cuenta que el problema de estos centros es añejo y requiere de acciones profundas, como las que plantea el Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria.