Décadas de reinado en la Federación Española de Futbol (RFEF) llegaron a su fin con la caída de su controvertido presidente, Ángel María Villar, por utilizar al organismo para lucrarse y crear una red clientelar para mantenerse en el cargo.
Beneficios a dirigentes territoriales a cambio de votos, desvío de fondos, uso de partidos de la Selección española para provecho de la empresa de su hijo Gorka, entre otros, forman la lista amplia y variada de posibles irregularidades enumeradas por el juez Santiago Pedraz.
Las acusaciones, si se confirman, permitirán esclarecer de qué manera Villar, también vicepresidente de la FIFA y de la UEFA, se pudo mantener tantos años en la cúpula del balompié español.
Beneficiaba a familiares
El dirigente, al frente de la RFEF desde 1988, habría creado “una red clientelar para la contratación del personal”, “fundamentalmente familiares”, y adjudicar “de manera arbitraria contratos de suministro y prestación de servicios a empresas vinculadas” a gente de su entorno, afirma el magistrado en un auto judicial.
Villar también usó a la RFEF para conceder beneficios a presidentes de federaciones “en cuyo ámbito no tenía asegurado el apoyo”, según Pedraz.