El reto verdadero está en cómo lograr que esos 5 centavos adicionales lleguen al productor.
El 12 de julio concluyó el primer Foro Mundial de Productores de Café en Colombia, evento en el que caficultores y representantes de la industria se reunieron para discutir los problemas que aquejan al sector.
El encuentro cerró con una declaración en que se informa sobre el desarrollo de un Plan de Acción para enfrentar los retos en materia de bajos precios y excesiva volatilidad del mercado, distribución del valor en la cadena, adaptación al cambio climático, escasez de mano de obra y dificultad en el empalme generacional y condiciones precarias de los productores.
Una de las propuestas que más eco tuvo fue la de Jeffrey D. Sachs, profesor de Economía y director del Centro para el Desarrollo Sostenible de la Universidad de Columbia. Según Sachs, con el modelo y precios actuales, el productor recibe alrededor de cinco centavos de dólar por cada taza de café que se vende al consumidor final.
Su propuesta es que este consumidor pague cinco centavos de dólar más por taza y que este dinero llegue directamente al productor, duplicando así sus ingresos. Visto así, un pequeño incremento económico en un extremo de la cadena tiene un gran
impacto en el otro.
La propuesta causó eco, pero, desde mi perspectiva, el reto verdadero está en cómo lograr que esos 5 centavos adicionales lleguen al productor. Como relaté en mi artículo anterior, el mercado de cafés comerciales es muy competido. En el caso de Guatemala, los premios que se pagan además del precio del contrato C están en niveles muy bajos debido al descenso de la demanda internacional. El producto comercial de nuestro país se vende con márgenes mínimos que rondan probablemente 1 o 2 centavos por libra de café oro. ¿Cómo podemos asegurar que 5 centavos lleguen realmente hasta quien produce? Sumemos a la ecuación nuestro esquema de comercialización que incluye en la mayoría de casos la figura del intermediario.
La propuesta suena interesante, pero sin claridad sobre cómo haremos llegar ese dinero a donde queremos que llegue, tenemos una buena idea pero sin factibilidad.
Es importante, por tanto, pensar en un nuevo modelo de comercialización, el cual debe venir desde las grandes compañías que realmente mueven el mercado, entiéndase Nestlé, JDE, Keurig Green Mountain, J. M. Smucker, Tchibo y Lavazza, por mencionar algunas, pero que debe ser impulsado por nosotros, los países productores.
Este foro de productores fue un gran avance para hacernos escuchar desde el origen. No es necesario entrar en dilemas de qué fue primero, el huevo o la gallina, de todas maneras no hay uno sin el otro, así que a trabajar de la mano se ha dicho, productores y consumidores, porque los retos son muchos pero nuestras ganas de seguir cultivando también.