La portada de Santa María de Sangüesa muestra un par de herreros.
Los herreros, al igual que los carpinteros, tenían su parte destacada en los edificios. Eran los encargados de fabricar, templar y reparar las herramientas construidas con hierro, las herraduras de los animales de carga, grapas y cuñas, así como otras piezas del mismo metal empleadas en máquinas más complejas.
La portada de Santa María de Sangüesa muestra un par de herreros. Los dos trabajan sobre el yunque, y el más conocido es el identificado tradicionalmente con el herrero Regin, de la leyenda nórdica del Anillo de los Nibelungos, aunque otros autores señalan que se trataría de la mera representación del oficio artesanal, según recoge Clara Fernández-Ladreda en su estudio.
Herreros en Sangüesa y Corella bajo el patrocinio de san Eloy. San Eloy, patrono de herreros, plateros, cerrajeros y otros oficios relacionados con los metales en Europa tuvo diversas asociaciones gremiales bajo su advocación en Navarra, incluso parte de sus reliquias se conservaban en la localidad de Mendívil, en Navarra, y algunos zapateros también lo invocaban como su patrono en la cofradía que radicaba en la parroquia de San Nicolás de la capital navarra. En Sangüesa, la Cofradía de san Eloy, al parecer solo de los plateros en su origen, incorporó, según Juan Cruz Labeaga, desde fines del siglo XVI a los herreros y cerrajeros.
En el informe de cofradías de 1771 se detallan algunos datos. Según estos, las primeras ordenanzas de 1535 se reformaron en 1628, incluyendo en ella a los herreros, caldereros y oficiales que labran con fuego y martillo. Inmediatamente a la fecha de la constitución de 1535 habría que datar el busto relicario del santo que porta en sus manos el martillo y otro instrumento percutor, a modo de cincel.
La parroquia de San Miguel de Corella guarda un lienzo de san Eloy, realizado hacia 1670 y que atribuimos a Francisco Crespo, discípulo de Vicente Berdusán, con el que aprendió su oficio entre 1657 y 1662. Procede del convento de la Merced, en donde radicaba su cofradía, que agrupaba en Corella a herreros y caldereros desde el siglo XVII y celebraba su fiesta el día 25 de junio de
cada año.
Junto a la imagen episcopal del santo, en un paisaje con árboles y arquitecturas, destaca una fragua, un yunque, una caballería preparada para herrarse y otros objetos que aluden a la profesión del santo como herrero que habría practicado según la leyenda antes de dedicarse a la platería. Junto a todos esos útiles y la fragua se encuentra una fachada de una iglesia típicamente conventual que posiblemente aluda a las afamadas capillas de san Eloy, a las que se dirigían los fieles con los caballos en el día del santo, precisamente en una fiesta en la que aquellos animales quedaban exentos de su trabajo ordinario.