Por: Allan Martínez
La curiosidad abrió camino hacia el trono del Rey Lagarto, uno de los territorios musicales y líricos que siguen fascinándome. Como melómano llegan esos días de hartazgo de los grupos, luego de cientos de veces de escucharlos. Por ejemplo, me ponen a escuchar Queen y ya no encuentro revelación, sustancia o asombro en la voz de Mercury o en la banda. Es como oír llover, ya no me conmueve. Lo superé. Reconozco a Mercury, pero para mí hoy no significa más que un artista ausente. Esa fue una de las razones por las que, cuando encontré a The Doors, dejé a Queen abruptamente y sin remordimiento alguno.
Todo empezó con el promocional de la película The Doors, dirigida por Oliver Stone en 1991, con Val Kilmer como Jim. La cinta, con muchas imágenes de sol, desierto, mar, anarquía, violencia, decepción y locura fascinante, me impactó y me puso en contacto con un mundo ajeno, lleno de surrealismo, poesía, rock n roll, sicodelia y todo lo que conlleva esos estados mentales. Fue uno de mis filmes favoritos por mucho tiempo.
Claro, me gustaron los sencillos pop de la banda, Break on Through, Light My Fire, Love Me Two Times, Back Door Man, Touch Me; pero también otros. Una de las canciones que me parecieron raras, me perdí en su dimensión, fue Strange Days: “Strange days have found us/and through their strange hours/We linger alone/Bodies confused/Memories misused/As we run from the day/To a strange night of stone.” Otra revelación era escucharla de noche en completa soledad y oscuridad. Nunca tuve el valor de prender una vela y contemplar la llama mientras sonaba.
Al inicio de la cinta suena Radiers on the Storm: la historia perfecta de un asesino de carretera. Mucho miedo tiene la lírica acerca de un homicida que mata a la familia que le da un aventón. La lluvia y el murmullo de Morrison en toda la letra le da toque fantasmagórico. “There’s a killer on the road/His brain is squirmin’ like a toad/Take a long holiday/Let your children play/If ya give this man a ride/Sweet family will die/Killer on the road, yeah.”
Not to touch the earth era disonante y fuera del concepto pop. “The mansion is warm, at the top of the hill/Rich are the rooms and the comforts there/Red are the arms of luxuriant chairs/And you won’t know a thing till you get inside. I am the Lizard King /I can do anything.” Encontrar The Ghost Song, The End, Waiting for the Sun, When The Music is Over, Five to One y los interminables pasadizos musicales de The Soft Parade, era despertar otras sensaciones.
No es un camino para ser fanático de la banda arropar sus lados B. La película no le hizo justicia a la figura monumental de Morrison porque básicamente es una lectura obtusa del cliché rockero que Stone quería ver. Su exploración del personaje es miope. Le encantó matarlo y elevarlo al cielo, cinematográficamente hablando. L.A. Woman es una gran celebración al rock y al legado del grupo. Siempre que los escucho me queda esa sensación de aventura y libertad.
