Mercedes Chiroy es sololateca, su esposo y 3 hijos despertaron ayer aproximadamente a las 2 de la madrugada con una sobrecarga de ilusión. Una hora más tarde partieron de Sololá en un bus extraurbano, y después de un trayecto de 110 kilómetros arribaron a Antigua Guatemala, donde el equipo de su Departamento se jugaría el ascenso a Primera División frente a Ayutla.
Los quehaceres del hogar fueron relegados desde hace 5 años por la pasión al futbol que la ama de casa tiene, y que comparte con los integrantes de su hogar, quienes al igual que ella, no pararon de alentar a los ídolos sololatecos que dejaron cuerpo y alma en el césped del Pensativo durante 120 minutos. Los Chiroy dejaron eso y algo más: la voz, lágrimas y un sueño cumplido, pero en las gradas.
Con la mejía derecha pintada de los colores verde y amarillo, característicos de la bandera de su localidad, la mujer de 37 años fue parte de la “misión ascenso” que los suyos tenían al frente. Con un pabellón en sus manos, que lo atesoró más que a sus mismos descendientes durante el encuentro, y de pie, entonaba a más no poder los cánticos de apoyo para sus héroes.
En el minuto 29, sufrió más de la cuenta, pues Óscar Castillo, de Ayutla, convirtió el 0-1 para su causa desde el punto penal, pero en el 43, el aire y las fuerzas le regresaron, pues Hipólito Fuentes, sobre el arco de la general norte, concretaba el empate a 1.
La segunda etapa decayó en emociones, hasta llegar a los tiempos extras, que no escaparon de lo mismo, ni de los eufóricos gritos de Chiroy y la porra de los murciélagos, que se agarraron los cabellos al entender que todo se definiría por lanzamientos desde el punto de penal.
Sololá comenzó la tanda y acertó. Ayutla no desentonó hasta el tercer y quinto tiro, que fallaron Luis Rivera y Castillo, respectivamente, lo que le dio el ascenso a los dirigidos por el chileno Henry Barrientos, que se unen a Sansare y Chimaltenango, como los nuevos huéspedes de la Primera.
Los Chiroy cumplieron con su parte. Celebraron y de inmediato abordaron el bus. Era hora de volver al hogar.
