John F. Kennedy –joven, heroico, carismático– encarnó la promesa desbordante de posibilidades que era el Estados Unidos del siglo XX, hasta que una bala asesina terminó con su vida en noviembre de 1963.
Cien años después de su nacimiento –el 29 de mayo de 1917–, el hombre más joven elegido Presidente estadounidense, que instó a sus conciudadanos a luchar por la “Nueva Frontera”, sigue siendo un ícono político y el país está celebrando su legado, que vive de manera visible en su familia.
“Es una oportunidad para reflexionar sobre lo que defendía el presidente Kennedy y la creencia y el compromiso que tenía para resolver todos los desafíos que afrontaba”, dijo a la AFP el congresista Joe Kennedy III, sobrino-nieto del exmandatario.
Desde 1947, todos los años menos 2, un Kennedy estuvo en algún cargo electivo. Son la quintaesencia de la dinastía estadounidense; lo más cercano que el país tiene a la realeza.
La primera dama Jackie Kennedy se convirtió en un fenómeno global. A sus legendarias reuniones sociales en la Casa Blanca asistían legisladores de todo el espectro político.