El país ha perdido en 45 por ciento su competitividad de precios a nivel regional.
Existe una concepción generalizada sobre la competitividad, la cual gira en torno a los distintos temas que evalúa el Foro Económico Mundial en su Índice de Competitividad Global. Es decir, competitividad se asocia con buenas instituciones, infraestructura adecuada, salud, educación, preparación tecnológica e innovación, entre otros temas. Sin embargo, se deja por lado la “competitividad de precios”, la cual resulta igualmente importante ante el mundo globalizado actual.
Esta competitividad de precios hace referencia al tipo de cambio, el cual puede hacer la diferencia para el adecuado desarrollo de los países en los mercados mundiales. En este sentido, el tipo de cambio en Guatemala ha experimentado una importante apreciación desde el 2016, pasando de hasta Q7.75 por dólar en abril de 2016 a Q7.33 actualmente; una apreciación de 3.4 por ciento en tan solo año y medio. Y este siendo el tipo de cambio de referencia del Banguat, en el sistema bancario el tipo de cambio es significativamente menor.
Lo anterior indica una pérdida de competitividad de precios importante, ya que nuestros principales socios comerciales están experimentando lo contrario. De hecho, según el Índice de Tipo de Cambio Real (ITCER), el país ha perdido en 45 por ciento su competitividad de precios (es 45 por ciento más cara), comparada con el resto de Centroamérica.
Esta baja competitividad impacta seriamente a la economía nacional, tanto que actualmente crecemos tan solo por encima de El Salvador a nivel regional. Algunos analistas y expertos indican que el país debe enfocarse en mejorar su competitividad real, impulsando mejores carreteras, mejor preparación del capital humano, etcétera. Sin embargo, cuando el país es 45 por ciento más caro que el resto de la región, aún con la mejor infraestructura, las mejores instituciones y con mayores niveles de educación, seguirá perdiendo inversiones, empleos y crecimiento económico a manos de sus competidores regionales y seguirá dependiente de condiciones externas para su crecimiento, tal y como sucede actualmente. El país sí debe enfocarse en elevar su competitividad real, pero si no se aborda la pérdida de competitividad de precios y se toman acciones correctivas de urgencia, seguiremos viendo en el corto plazo cómo inversiones y empleos desaparecen del país.