El presidente estadounidense, Donald Trump, instó ayer a los países musulmanes a luchar con determinación contra “el extremismo islamista”, y calificó el combate al terrorismo de batalla entre “el bien y el mal”, durante su visita a Riad.
En un discurso muy esperado, Trump llamó a aislar a Irán, al que acusó de alimentar “los incendios de los conflictos sectarios y del terrorismo”, para gozo de las monarquías sunitas del Golfo, entre ellas Arabia Saudita, que temen la influencia de su gran rival chiita.
Por la amistad
El mandatario afirmó ser portador de un mensaje de “amistad, esperanza y amor”, en unas declaraciones que contrastaron mucho con la retórica de su campaña para las elecciones presidenciales, en la que llegó a afirmar que el islam odiaba a Estados Unidos.
Ante los representantes de unas 50 naciones musulmanas, Trump insistió en la necesidad de que el Golfo y Oriente Medio desempeñen un papel más activo en la batalla antiterrorista, asegurando que llegó la hora de “afrontar verdaderamente la crisis del extremismo islamista”.
El gobernante norteamericano exhortó, asimismo, a esos pueblos a no ser un “santuario de los terroristas” y a “expulsarlos” de sus comunidades y sus lugares de culto.
Tras evocar los atentados del 11 de septiembre de 2001 y todas las víctimas del terrorismo en Europa, África y Asia, Trump recordó que el “95 por ciento” de los afectados por el extremismo son musulmanes.
Fiel a la política seguida desde que llegó al poder, evitó hablar de los derechos humanos ante un grupo de mandatarios que suelen ser objeto de críticas por parte de las organizaciones internacionales.
“No estamos aquí para dar lecciones; ni para decir a los demás cómo vivir (…). Sino para ofrecer una alianza basada en nuestros intereses y valores comunes “, dijo.