Hoy se publica mi columna número 200, motivo por el cual quiero aprovechar la oportunidad para agradecer al equipo que integra el Diario de Centro América, que hace posible que este espacio vea la luz cada lunes y pueda llegar hasta sus manos apreciable lector. Como dijo Gabriel García Márquez, premio nobel de Literatura en 1982, “El periodismo me ha ayudado a establecer un estrecho contacto con la vida y me ha enseñado a escribir”.
Sin duda, que no hay palabras más certeras que las expresadas por el literato colombiano, pues vaya si no se debe permanecer en constante relación con los acontecimientos que marcan la vida y la historia de las sociedades en el mundo utilizando las palabras precisas cuando se traslada una opinión de cierta cuestión coyuntural o particular.
Siendo la columna un género periodístico y uno de los vehículos que manejamos para externar y argumentar las variadas opiniones de los también diversos temas que se abordan, ha de disponerse apropiadamente del lenguaje preciso que trasladará las ideas o pensamientos que queremos transmitir al público en general.
Pareciera fácil, empero, detrás de la preparación de cada columna o artículo de opinión que compartimos hay un previo análisis, compromiso y cuidado de transportar con propiedad los puntos de vista con una expresión amigable y de manera sencilla, clara, amena, concisa y, sobre todo, responsable, con propuestas o sugerencias que aporten a la temática emprendida y que permitan cierta complicidad entre el autor y los lectores.
En tal sentido, los medios de comunicación escrita cuentan con varios columnistas que se dedican a escribir acerca de determinados temas y asuntos de interés general o nacional, pues lo que se persigue es una interpretación de los hechos lo más apegado a la realidad posible, para cumplir con la función de orientación a los lectores.
En algunos casos, suelen publicarse columnas con diversas opiniones sobre un mismo tema, de manera que el lector cuente con puntos de vista diferentes para que, sobre esa base enriquezca y formule sus propias conclusiones, ampliando su visión de las situaciones tratadas.
Bosquejadas las consideraciones anteriores, insisto en mi infinito agradecimiento al equipo que recibe nuestro material periodístico y en especial al director del mencionado Diario, licenciado y periodista Héctor Salvatierra, por el apoyo brindado desde iniciada la labor de expresar mi pensamiento en estas páginas, con respeto a la opinión emitida en cada entrega. Asimismo, por la ocasión de conservar esta ventana que me permite un acercamiento con todas aquellas personas que se toman un momento poniéndole pausa a sus diferentes actividades para leerme.
Indubitablemente que el periodismo y la literatura van de la mano, cuando se trata de tallar y moldear las palabras generadoras de opinión que al final se plasman en la tinta de un periódico buscando la respuesta e interacción de sus receptores y, como subraya García Márquez: “Aunque se sufra como un perro, no hay mejor oficio que el periodismo”.