Veamos esta agenda no como una serie de compromisos, sino como una oportunidad para mejorar.
En los últimos meses se ha venido escuchando en diferentes medios y ámbitos del país, una frase que cada vez va adquiriendo mayor relevancia en el comercio mundial. Me refiero al Acuerdo de Facilitación del Comercio.
En palabras muy sencillas, el Acuerdo de Facilitación del Comercio es un paquete de compromisos que los 164 países que conforman la Organización Mundial del Comercio han adquirido para simplificar las operaciones de comercio exterior, a través de mayor eficiencia en trámites y operaciones, eliminar obstáculos administrativos, reducir tiempos y costos asociados al comercio. El Acuerdo entró en vigencia a nivel mundial el 22 de febrero de este año; Guatemala ya lo había ratificado el 17 de enero del 2017.
De acuerdo con datos de la Secretaría de la OMC, se estima que el Acuerdo de Facilitación reportará beneficios por exportaciones a nivel mundial situados entre US $750 mil millones y US $1.04 billones. Al año 2030 habrá un aumento de 2.7 por ciento en exportaciones y un 0.5 por ciento anual en el PIB. En términos de aumento del ingreso mundial, se estima que tendrá un impacto hasta de US $40 mil millones y llegará a generar 21 millones de puestos de trabajo. Por su parte, la OCDE, estimó que los costos comerciales totales en el mundo disminuirían entre 9.6 por ciento y 23.1 por ciento (un promedio de 14.5).
Desde el lado de cómo Guatemala puede analizar estos beneficios, el mismo Acuerdo establece una agenda de trabajo que incluye 40 medidas, que en palabras sencillas se traducen en implementar herramientas relacionadas con la trasparencia, procedimientos modernos, uniformes y eficientes, utilización de las tecnologías a través de ventanillas únicas, trámites de despachos simplificados, cooperación entre las diferentes autoridades para superar las demoras que se presentan en puertos y pasos fronterizos, fortalecimiento del marco institucional que asegure el equilibrio entre las actividades de facilitación y control de las operaciones de comercio, entre otros.
La invitación es a que todos los actores que participamos en el comercio exterior, es decir, entidades públicas, prestadores de servicios, usuarios, entre otros, veamos esta Agenda, no como una serie de compromisos, sino una oportunidad para mejorar la posición de Guatemala como plataforma exportadora y convertir al país en un hub logístico regional.