lunes , 25 noviembre 2024
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Los niños juegan cada vez menos

En el juego auténtico el niño puede decidir su argumento, sus reglas, su principio y final.

Los niños de ahora juegan cada día menos, y casi nunca al aire libre. Esa es la conclusión de una reciente encuesta realizada a 2 mil padres en el Reino Unido, publicada por el periódico The Guardian. Se añade que esa omisión afecta a la salud física, principalmente por aumento de la obesidad y por incremento de los casos de ansiedad infantil.

Los niños no juegan al aire libre porque no disponen de espacios, sobre todo en las grandes urbes modernas. Además, los juegos están siendo desplazados por entretenimientos tecnológicos, que favorecen la vida sedentaria y aislada. No son verdaderos juegos, ya que carecen de la libertad y creatividad propias de lo lúdico. En el juego auténtico el niño puede decidir por sí mismo su argumento, sus reglas, su principio y su final.

Existe una masiva propaganda dirigida a los niños y a sus padres, en el tema de los videojuegos, que les suele crear la imperiosa necesidad de utilizarlos de forma continuada, lo que puede producir adicción. El niño adicto se resiste a dejar la tableta cada vez que se lo piden sus padres, a pesar de llevar horas con ella. No es solo un problema de desobediencia; lo más probable es que el niño no se entere de los sucesivos avisos, porque está embebido en su videojuego favorito.

Cuando se seleccionan con buen criterio moral y no se les dedica un tiempo excesivo, pueden ser compatibles con los juegos tradicionales. Además, algunos promueven la agilidad mental y las competencias digitales.

La progresiva desaparición del juego está relacionada con las actuales restricciones del tiempo libre del niño. Muchos padres, movidos por una mentalidad utilitarista, fomentan de forma exagerada las “actividades extraescolares.

Estos padres suelen obsesionarse con el futuro profesional de sus hijos, considerando que toda preparación es poca. Exigen al niño no perder el tiempo (por ejemplo, jugando) y aprovecharlo para acumular más y más conocimientos. Ignoran que el juego desarrolla competencias y prepara para la vida más que muchas de esas actividades extraescolares. Además, ese plan agobiante de aficiones y aprendizajes suele generar niños estresados.

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