Había sido un sueño largamente acariciado. Hoy es una realidad.
Con gran satisfacción supimos de la reapertura de la Academia Diplomática de Guatemala, que dejó de funcionar, por distintas razones, hace más de 30 años. Hoy, con alegría y expectativa conocemos la buena noticia de la graduación, el 12 de abril de 2017, del primer grupo de jóvenes egresados de dicha Academia, donde, además, la mayoría son mujeres que ya laboran en el Ministerio de Relaciones Exteriores.
En esta ocasión, la Academia capacitó al personal de primer ingreso a la carrera diplomática con una Maestría en Relaciones Internacionales establecida mediante un convenio marco con la prestigiosa Universidad Rafael Landívar (URL) de nuestro país.
Ha sido gracias a los esfuerzos del actual Canciller, Carlos Raúl Morales Moscoso –el primer ministro de Relaciones Exteriores de carrera– que esto ha sido posible y a su acertada decisión de nombrar al Dr. Luis Alberto Padilla Menéndez, embajador de carrera, como director de dicha Academia Diplomática.
El mismo ministro Morales Moscoso participó entusiasta y conjuntamente con autoridades de la URL en la ceremonia de graduación y juramentación, así como felicitó personalmente a cada uno de los nuevos diplomáticos, expresándoles su satisfacción al ver culminados sus estudios en este exitoso proyecto que, sin duda alguna, elevará el perfil académico de los nuevos diplomáticos.
Estos jóvenes ingresarán con ilusión al particular mundo del Servicio Exterior y de las relaciones internacionales, en las cuales se requiere gran vocación de servicio y esfuerzo dedicados al país, muy distante de la distorsionada imagen que el imaginario social maneja, en el que supuestamente se vive de cóctel en cóctel y viajando sin responsabilidades. ¡Nada más lejos de la realidad! El desarraigo, sacrificio, limitaciones y separación geográfica y familiar son apenas algunas cosas para las que uno debe estar mentalmente preparado y enfrentar estoicamente. Esta reflexión nos acerca, inevitablemente, a la definición de diplomático que hace el embajador ecuatoriano Jaime Marchal, exdirector de la Academia Diplomática de su país, en su libro La Otra Vestidura: “Diplomático es un ser solitario destinado a sentirse íntegro en cualquier lugar al que fuere trasplantado”.
Así, no me resta más que congratular y desear éxitos a la nueva generación de diplomáticos graduados y, por supuesto, felicitar también a nuestras máximas autoridades del Ejecutivo y de la Cancillería: la profesionalización del servicio diplomático guatemalteco había sido un sueño largamente acariciado, se requería de gran voluntad política para lograrlo. Hoy es una realidad. ¡Bien por nuestra amada Guatemala!