viernes , 22 noviembre 2024
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Tinker Tailor Soldier Spy: eso de la Guerra Fría da qué pensar

John Le Carré danza y crea, pluma en mano, historias colosales de espionaje y la Guerra Fría. Lo hace tan bien, como si de respirar se tratara. En esta película, la historia es intuitiva pero justo cuando creemos saber cuál será el final, le da un cambio avasallador.

La cinta de 2011 Tinker Taylor Soldier Spy reúne a un elenco de esos que con solo ver la foto querrá verla. John Hurt es el flautista de Hamelin de esta historia y nos conduce durante toda la trama en un juego de culpables: hay un topo en la cúpula de inteligencia inglesa y hay que encontrarlo. Para ello tendremos a Mark Strong, Gary Oldman, Toby Jones, Ciarán Hinds, y de último, como el aprendiz, a Benedict Cumberbatch.

La tensión se respira desde el principio y mucho tiene que ver la música de Alberto Iglesias (uno de los colaboradores constantes de Pedro Almodóvar). Si usted es de las personas que se meten en la historia de la película que ve, con esta, ambientada en la Inglaterra de los 50, vivirá momentos en los que respirará entrecortado. El guión es tan rotundo que, aunque no quiera, lo obligará a tomar un bando. Tendrá que elegir entre Tinker o Tailor, puede que Soldier o Spy, pero simpatice con uno, quédese con él y al final se enterará si su caballo es el culpable y tendrá que morir en esta carrera. Si Hurt es el flautista, Oldman será el auditor que llevará la cuenta del camino que toman las ratas.

El plató de actores es un deleite, todos los personajes son tan inmutables como elegantes. Así sea una participación breve, es evidente que todos querían hacer bien su trabajo. Después de todo, es una historia entre ingleses y rusos. El cine nos ha enseñado que Estados Unidos es “benevolente” con sus enemigos; en cambio, los inglese y los rusos no se tientan el alma. La cinta es tan fría, la música es tan tensa y la iluminación tan gris que a media película se preguntará dónde está el paraguas pues la amenaza de lluvia es perenne en toda la historia.
Acá lo que importa son las palabras no dichas, el camino de las mentiras y entender que hay que pensar en unidad como Nación, no como género humano, cuando se trata de geopolítica. ¿Traicionaste a la Patria? Te entrego al enemigo como muestra de amistad: esto es la Guerra Fría. Incluso los romances de la producción son parcas, como si la tensión social les robase la candidez de la primavera. Y no dude de la calidad de la cinta por las aparentes historias de amor, pues no las sentirá, solo las verá como parte del género humano, como la duda, o la traición.
Oldman es un ejecutor y Cumberbatch el fiel escudero que paso a paso aprenderá lo que hay que saber para ser parte del servicio de contrainteligencia inglés. Pero como todas las historias de espionaje, aquí hay chivos expiatorios, y son muchos, muchos.

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