John Le Carré danza y crea, pluma en mano, historias colosales de espionaje y la Guerra Fría. Lo hace tan bien, como si de respirar se tratara. En esta película, la historia es intuitiva pero justo cuando creemos saber cuál será el final, le da un cambio avasallador.
La cinta de 2011 Tinker Taylor Soldier Spy reúne a un elenco de esos que con solo ver la foto querrá verla. John Hurt es el flautista de Hamelin de esta historia y nos conduce durante toda la trama en un juego de culpables: hay un topo en la cúpula de inteligencia inglesa y hay que encontrarlo. Para ello tendremos a Mark Strong, Gary Oldman, Toby Jones, Ciarán Hinds, y de último, como el aprendiz, a Benedict Cumberbatch.
La tensión se respira desde el principio y mucho tiene que ver la música de Alberto Iglesias (uno de los colaboradores constantes de Pedro Almodóvar). Si usted es de las personas que se meten en la historia de la película que ve, con esta, ambientada en la Inglaterra de los 50, vivirá momentos en los que respirará entrecortado. El guión es tan rotundo que, aunque no quiera, lo obligará a tomar un bando. Tendrá que elegir entre Tinker o Tailor, puede que Soldier o Spy, pero simpatice con uno, quédese con él y al final se enterará si su caballo es el culpable y tendrá que morir en esta carrera. Si Hurt es el flautista, Oldman será el auditor que llevará la cuenta del camino que toman las ratas.