De frac y sombrero de copa, los caballeros, y de traje de chaqueta y abrigo, las damas, un selecto grupo de invitados desfilaba por la Calle Real del centro de la Ciudad. Apresuraban el paso, pues tal día como hoy, pero en 1943, se inauguraba el Palacio Nacional. La construcción diseñada por Rafael Pérez de León, arquitecto de cabecera de Jorge Ubico, ha resistido con entereza a movimientos telúricos y políticos. Actualmente, Palacio Nacional de la Cultura, alberga en su interior auténticos tesoros artísticos.
Gran Salón de Recepciones
Popularmente conocido como Salón de las Banderas, su doble altura refleja su monumentalidad. Es, además, el único espacio de la construcción que posee una bóveda cilíndrica. “Uno de sus detalles más llamativos es la lámpara que, aunque se dice que se trajo de Europa, según los documentos históricos, proviene de EE. UU., está elaborada en cristal y bronce bañado en oro”, explicó Mohamed Estrada, jefe de conservación del Palacio Nacional de la Cultura. A destacar también, los vitrales del artista Julio Urruela y los balcones diseñados por Rodolfo Galeotti Torres.
Salón de Banquetes
Ubicado en el lado sur de la construcción, está cargado de un aire simbólico. “Durante el cambio de mandato, es el espacio que atraviesa cada Presidente antes de salir a saludar al pueblo desde el balcón. Camina y lo primero que observa son las virtudes que, desde el punto de vista de Jorge Ubico y Julio Urruela, debería tener un gobernante: paz, orden, concordia, etcétera”, afirmó Estrada. Hacia el norte aparece también el trabajo del artista guatemalteco Carlos Rigalt, fechado en 1947, 4 años después de la inauguración.
Pasaje Sexta
Ideado desde el punto de vista estratégico de Ubico, es la continuidad del Callejón Manchén, donde se ubica Casa Presidencial. “Fue diseñado como un parqueo, pero se dejó de usar. Entre las obras artísticas que posee están los vitrales más grandes de Urruela, que se encuentran en proceso de restauración. Sus portones son trabajos de forja a mano y en el ingreso aparece la placa de la que parte el Km. 0”, aseguró Estrada.
Patios de la Paz y la Cultura
Con diseños idénticos y denominados en los planos originales como “patios árabes”, hacia el occidente, aparecen el Patio de la Paz y, hacia el oriente, el Patio de la Cultura. De acuerdo con Estrada, entre sus características más llamativas están las fuentes, ubicadas en los puntos que sopla el viento: “Se cree que era un sistema que permitía escuchar el sonido del agua, pues esta relaja, además de refrescar las galerías (corredores)”.
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