Según datos de la OIT, 12.5 millones de niños, niñas y adolescentes en América Latina y el Caribe se encuentran en situación de trabajo infantil.
Todos los días vemos en las calles a niños, niñas y adolescentes que, en lugar de estar estudiando o disfrutando de actividades propias de esa edad, consumen su tiempo en la realización de algún tipo de trabajo; esperaría que comparta conmigo que, entre más pequeño es el menor, más indignante resulta la escena.
Cuando se habla de trabajo infantil nos referimos a una subcategoría de la actividad económica, la cual es realizada por niños, niñas y adolescentes entre 5 y 17 años. Lamentablemente cuando se desglosa el tema, nos encontramos que no solo estamos hablando de trabajos que comúnmente vemos en las calles, como el lustre de zapatos o venta de dulces; también incluye a las formas más preocupantes de cómo un menor de edad puede ser tratado, por ejemplo la esclavitud, la explotación sexual, uso de menores para cometer delitos, servidumbre por deudas y trata de personas.
La problemática alcanza a varios países de la región, quienes buscan acabar con toda forma de trabajo infantil en los próximos años. De ese punto surge la Iniciativa Regional América Latina y el Caribe libre de Trabajo Infantil; dentro de ella se encuentra un instrumento de cooperación intergubernamental llamado la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, donde participan 27 países de la región, incluyendo a Guatemala.
Dentro de las metas incluidas en la Agenda 2030 se considera el crecimiento inclusivo, la diversificación económica, el fomento de la formalización, la reducción del desempleo juvenil, la erradicación del trabajo forzoso y del trabajo infantil.
El reto es grande tomando en cuenta que, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), 12.5 millones de niños, niñas y adolescentes de la región realizan algún tipo de trabajo infantil.
Por otro lado, según el último informe anual sobre trabajo infantil y trabajo forzado del Departamento de Trabajo de los Estados Unidos (USDOL, por sus siglas en inglés), de 27 países de América Latina y el Caribe, solo Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Guatemala, Panamá, Paraguay y Perú presentan avances significativos, los demás países presentan un grado de avance moderado o mínimo.
El mayor reto que se presenta para toda la región: mejorar y reforzar las políticas vinculadas a la erradicación del trabajo infantil, a la promoción de la educación y a la formación vocacional de los jóvenes.
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