Managua, Nicaragua | Julian Ríos y Blanca Morel, AFP
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, obtuvo su tercer mandato consecutivo en las elecciones de este domingo, con 71.3 por ciento de votos según el primer conteo oficial, mientras dirigentes opositores avisan que desconocen el resultado por una supuesta abstención masiva.
El conteo preliminar de 21,3% de mesas de votación daba 71,3% de votos al líder sandinista contra 16,4% para el candidato del derechista Partido Liberal Constitucionalista (PLC), Maximino Rodríguez, según el Consejo Supremo Electoral (CSE).
El presidente del CSE, Roberto Rivas, agradeció el “alto grado de participación y civismo” de la población en la elección, que calculó en 65,3%, pese a que opositores consideran que la abstención fue de 70%.
Tras conocer el resultado preliminar, cientos de seguidores de Ortega y de su esposa Rosario Murillo, quien será vicepresidenta, celebraron con música y bailes en la Plaza de Las Victorias, en el oeste de Managua.
Tras emitir su voto, el mandatario afirmó que el proceso electoral fue “inédito” debido al bajo nivel de confrontación, porque “no nos lanzamos mensajes de odio ni nos tocamos tambores de guerra”.
Ortega ha gobernado Nicaragua entre 1979 y 1990, durante la revolución sandinista, y después desde 2007.
No obstante, la oposición estimó que hubo una abstención “masiva” aún en lugares donde es tradicional la influencia del partido de Ortega, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
“Es evidente en todo el país que el abstencionismo ha sido masivo. Nosotros hemos calculado del 70% al 80% de abstención”, afirmó la dirigente del opositor Frente Amplio por la Democracia (FAD) Violeta Granera, en rueda de prensa.
“No reconocemos los resultados de esta farsa y con la fuerza de la voluntad manifestada por el pueblo de Nicaragua, las declaramos nulas”, manifestó Granera.
La jornada de votación se desarrolló con normalidad, aunque organismos de derechos humanos y versiones de prensa reportaron dos hechos de violencia que las autoridades inicialmente no confirmaron.
El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH), reporto tres muertos simpatizantes del Partido Liberal Independiente (PLI) en Ciudad Antigua, fronterizo con Honduras, presuntamente en un enfrentamiento con militares.
En el municipio de Nueva Guinea, al este de Managua, fue quemado por desconocidos un centro de votación con toda la documentación electoral, reportaron medios de prensa, aunque el dato no ha sido confirmado oficialmente.
– Esposa y compañera de fórmula -Ortega, que cumplirá 71 años el 11 de noviembre, gobernará su tercer mandato junto a su esposa y mano derecha Rosario Murillo, como vicepresidenta.
Militante sandinista desde la década de 1970 y madre de diez hijos, dos adoptados, esta excéntrica poetisa de 65 años conocida por su estilo autoritario es adorada por los simpatizantes de Ortega y apodada “bruja” por los opositores.
“Durante los últimos 10 años, la señora Murillo ha asumido en muchas ocasiones las funciones de jefe de Estado”, dijo a la AFP por correo electrónico Verónica Rueda Estrada, una experta en Nicaragua de la Universidad de Quintana Roo de México.
La oposición califica la elección como una “farsa”, y busca impedir que Ortega, quien controla todo el aparato estatal, instaure una nueva dinastía en el país similar a los Somoza, familia que rigió los destinos de Nicaragua entre 1934 y 1979.
El Consejo Nacional de Universidades (CNU), uno de los organismos locales que fue acreditado para observar la elección, destacó la tranquilidad y orden en que se desarrolló el proceso, según su presidente Telémaco Talavera.
El jefe del ejército, general Julio Avilés y la directora de la policía, Aminta Granera coincidieron en que en todo el país hay tranquilidad.
Los nicaragüenses elegían presidente y vicepresidente, 90 diputados de la Asamblea Nacional y otros 20 del Parlamento Centroamericano.
– Préstamos en peligro -En la última década, Ortega acumuló un enorme poder político y económico gracias a la conducción de su partido, una alianza con el sector empresarial y el apoyo de Venezuela.
Según datos oficiales, entre 2007 y el primer semestre de 2016, Nicaragua recibió casi 4.800 millones de dólares en préstamos blandos e inversiones de Venezuela, que fueron manejados fuera del presupuesto y sin fiscalización.
La mayor parte fue invertida en proyectos de energía, desarrollo del comercio, grupos empresariales, agricultura, construcción de viviendas y programas sociales que permitieron reducir la pobreza de 42,5% a 29,6% entre 2009 y 2014.
Pero la crisis política y los bajos precios del petróleo afectaron la cooperación y el comercio con Venezuela, que hasta 2015 era el segundo socio en importancia de Nicaragua después de Estados Unidos.
No obstante, el analista Cirilo Otero, profesor de sociología de la Universidad Centroamericana, consideró que el gobierno se ha preparado para sobrevivir sin Venezuela buscando petróleo en otros mercados como el estadounidense.
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