En el Encuentro Nacional de Empresarios (Enade), realizado recientemente, el tema central fue el desarrollo de ciudades intermedias. En esa oportunidad se planteó que hay ciudades del país que tienen potencial para convertirse en ciudades intermedias, siendo estas: Flores, Petén; Puerto Barrios, Izabal, Zacapa, Chiquimula, Antigua Guatemala, Sacatepéquez; Puerto San José, Escuintla; Mazatenango, Suchitepéquez; Retalhuleu, Coatepeque y Quetzaltenango.
La propuesta se hizo antes de la Conferencia Hábitat III, celebrada en Quito del 17 al 20 de octubre, en la cual se adoptó la Nueva Agenda Urbana (NAU), que enumera políticas urbanas que aspiran a que las ciudades sean resilientes frente al cambio climático; que tengan una planificación urbana adecuada; una coordinación entre gobiernos locales y nacionales; que generen ciudades y asentamientos humanos incluyentes, equitativas, productivas, seguras, sostenibles y con oportunidades para todos.
En Guatemala, como en otros países latinoamericanos, la falta de planificación y el crecimiento urbano desordenado han provocado la creación de zonas periféricas que no ofrecen oportunidades de trabajo. Esto genera mayor tráfico, contaminación y la disminución de la calidad de vida. La escasez de viviendas también ha dado lugar a la formación de barrios marginales, desigualdad y comunidades discriminadas. Se debe planificar el crecimiento urbano, pues ya cuando la tierra está ocupada y los espacios naturales han sido destruidos, es más difícil reestructurar o reconstruir.
La planificación del desarrollo urbano debe ser parte de una política de ordenamiento territorial en la que el desarrollo rural es la otra dimensión a considerar. Se debe planificar para propiciar el uso y ocupación inteligente del territorio, aprovechando oportunidades, reduciendo riesgos, protegiendo los recursos y repartiendo los costos y beneficios del uso territorial entre los usuarios de este.
Los cambios en el uso del territorio generan consecuencias que incluyen modificaciones en el tipo de producción, los volúmenes producidos, el precio de los productos, la distribución y tenencia de la tierra, entre otras variables. De ahí que la propuesta de ciudades intermedias debe ser complementada con la política de desarrollo rural integral.
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