Es una tradición que incluye elementos de sincretismo cultural.
A las puertas de noviembre, recordamos que su primera festividad es el Día de Todos los Santos, que se celebra el primer día del mes (asueto nacional), ocasión aprovechada por las familias para acudir a los cementerios y depositar ofrendas florales a sus seres queridos fallecidos. En Guatemala es una tradición que, además, incluye elementos de sincretismo cultural, característica que la distingue de otras naciones; ya los antiguos mayas recordaban a sus difuntos reuniéndose en familia alrededor de las tumbas. Fue el papa Gregorio III (731-741) quien consagró una capilla en la Basílica de San Pedro a todos los santos y fijó su aniversario el 1 de noviembre y el papa Gregorio IV (827-844) extendió la celebración de la fecha a toda la Iglesia.
Dentro de los preparativos, se limpian los cementerios y los sepulcros se decoran con flores y coronas, así como también, en distintos casos, las familias almuerzan en los panteones. Esta es una época propicia para recordar a los familiares y amigos que se han adelantado al fin de la vida. Esta festividad se complementa con la del Día de los Fieles Difuntos el 2 de noviembre y que tiene por objeto orar por las personas fallecidas.
En nuestro país, paralelamente a la visita al cementerio, existe otra costumbre arraigada: la congregación familiar para elaborar o comprar y degustar el Fiambre, platillo único en el mundo, exclusivo de Guatemala, que tiene más de 50 ingredientes y que se acostumbra acompañar del ayote en dulce como “cabecera”, es decir postre. Sus orígenes se remontan a la antigua Guatemala y ya a mediados del Siglo XVII (1625-1638), el fraile Tomás Gage relató en su Crónica de Viajes a Guatemala que el fiambre se comía en forma simbólica y también el poeta y Héroe Nacional cubano, José Martí (que vivió en nuestro país) describió en su libro Guatemala (1876) que el fiambre era un platillo ecléctico por la composición variada del mismo. El fiambre no tiene una sola receta para prepararse, pero sí diferentes categorías populares: El Fiambre Rojo (con remolacha); el Fiambre Blanco (sin remolacha); el Fiambre Verde (vegetariano, sin carne y sin embutidos) y el Fiambre Desarmado (mantiene los ingredientes separados permitiendo la mezcla basada en el gusto personal).
En esta costumbre gastronómica confluye la identidad de varias subculturas, la prehispánica (verduras y aderezos), la ibérica (carnes y embutidos) y la árabe (alcaparras, aceitunas y quesos). Así, el Fiambre, más que una comida, es un símbolo de nuestro país y una de las mejores expresiones de la tradición culinaria guatemalteca que se consume en todo el territorio nacional.
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