La Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó en Quito la Nueva Agenda Urbana, un documento que establece principios para hacer que las ciudades sean lugares más seguros, inclusivos, sostenibles y resilientes; pone también el acento en la equidad y el medioambiente.
El texto fue adoptado en la clausura de la Conferencia Habitat III, que durante cuatro días reunió en la capital ecuatoriana a delegaciones gubernamentales, académicos, expertos y organizaciones de la sociedad civil para hablar sobre el futuro de las urbes.
El documento, no obstante, fue acordado en septiembre, tras dos años de negociación y debate mundial, por lo que en las sesiones de la conferencia no ha sufrido modificaciones sustanciales.
Habitat III, que sigue a Habitat I (Vancouver 1976) y a Habitat II (Estambul 1996) no estuvo exenta de las críticas de grupos autodenominados de resistencia, que durante los días previos y los de la celebración de la actividad hicieron oír su voz y pidieron que se termine con el privilegio de lo urbano sobre lo rural, así como que se aúpe la construcción de ciudades dignas y seguras para todos.
Voces de protesta
El grupo Resistencia Habitat III aprobó en una actividad por separado una declaración que destaca la importancia de hacer visibles los procesos que ocurren en el campo, entre ellos los desalojos de poblaciones por la extracción minera, según dijo a EFE su portavoz Lina Magalhaes.
Los movimientos alternativos consideran que se deben analizar las causas del crecimiento de las urbes, así como los efectos negativos sociales y ambientales que ello genera, y creen que se debe defender “otras formas de habitar que no necesariamente son urbanas”.
En una concentración pacífica que realizaron los seguidores del movimiento cerca de la sede de la Conferencia de la ONU, los manifestantes, entre ellos ecuatorianos, mexicanos, brasileños y peruanos, portaron carteles con leyendas como “ciudades dignas y seguras para ellas y ellos” y “los hijos del jaguar resistimos”.
La Nueva Agenda Urbana no tiene carácter vinculante, pues, según explicó el secretario general de la Conferencia, el español Joan Clos, en las Naciones Unidas existe el acuerdo de que las decisiones en materia de urbanización corresponden a los gobiernos de los países.
Esa característica es motivo de preocupación en algunos sectores, como el de los derechos humanos, que ha examinado también las implicaciones que puede tener para este ámbito la agenda.
Garantiza un derecho para todos
Según la ONU, la Nueva Agenda Urbana, adoptada la semana pasada durante la Conferencia Habitat III, realizada en Ecuador, promueve la densificación urbana en lugar de la extensión del perímetro de la ciudad, el uso mixto del suelo frente a la zonificación, la preservación del paisaje y los recursos naturales y la consecución de espacios públicos para todos.
El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, al clausurar la reunión destacó que se garantiza el derecho a la ciudad para todos.
Ese derecho “permite a sus habitantes ocupar, usar y producir, en un entorno seguro, libre y sostenible”, agregó el mandatario, quien también se refirió a resoluciones, como las que previenen sobre la especulación de la tierra y la plusvalía ilegítima.
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