¿Dónde quedaron los ideales que dieron lugar a esa gesta que delineó la historia de nuestra nación?
Se perdió el espíritu de aquella gesta revolucionaria del 20 de octubrede 1944, que terminó con la tiranía, la opresión y la injusticia a las que era sometida la población marcando grandes cambios sociales en el país con la culminación de una dictadura. Atrás quedó el florecimiento de los 10 años de “primavera democrática” por los cuales ciudadanos de la época lucharon para que sobresaliera la igualdad y que la riqueza de la tierra fuera distribuida equitativamente.
Esos meses que precedieron al estallido revolucionario, fueron de vehementes movilizaciones sociales y de grandes protestas contra la última dictadura liberal y unipersonal del siglo XX, comandada por el General Jorge Ubico Castañeda.
Qué lejos quedaron las medidas ejecutorias positivas en la educación, la economía, la cultura, la política, los derechos individuales y sociales y la promulgación del Código de Trabajo, la creación del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), la construcción de escuelas de educación primaria (Tipo Federal) y de segunda enseñanza, así como la promoción de entidades artísticas y académicas, algunas acciones de ese recordado período.
Sin duda, el primer gobierno de la Revolución, presidido por Juan José Arévalo Bermejo, procuró cambios para transformar las condiciones estructurales discriminatorias, excluyentes, desiguales e injustas, que por cierto, aún prevalecen. Se olvidó el verdadero sentido de la hazaña de la revolución, de esas políticas que fragmentaron viejos esquemas, sobre todo los que estaban incrustados en las relaciones sociales de producción. Así también, la recuperación de cientos de hectáreas de tierra en manos de compañías privadas foráneas, el resquebrajamiento de los monopolios en manos extranjeras, como la electricidad, el ferrocarril y las comunicaciones.
El Decreto 900, Ley de Reforma Agraria, la construcción de la hidroeléctrica Jurún Marinalá y de la carretera del Atlántico son, a grandes rasgos, otras gestiones impulsadas por el segundo gobierno de la Revolución, conducido por Juan Jacobo Árbenz Guzmán, quien defendió los recursos naturales, la libre determinación, la soberanía nacional y la dignidad de un pueblo inmerso en tanta infamia.
¿Dónde quedaron los ideales que dieron lugar a esa gesta que delineó la historia de nuestra nación?, pues las iniquidades persisten, no digamos la desigualdad y la exclusión, la riqueza en pocas manos; la educación y la salud se han vuelto privilegios inalcanzables para la mayoría de las personas, que siguen sumidas en la pobreza y la marginación. Existe gente que ha hecho su modus vivendi con los recursos del erario nacional.
Urgen cambios en las estructuras de un Estado agónico y desgastado por tanta corrupción e impunidad en las instituciones estatales y algunas privadas que no nos permiten avanzar. Quizá el momento llegó con el avivamiento poblacional que trazó su camino en abril del año pasado en la Plaza Central.
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