Las mujeres han logrado gestionar sus organizaciones de manera más eficiente.
A pesar de los progresos alcanzados en América Latina para erradicar la pobreza, la mayoría de las mujeres y niñas de poblaciones rurales aún luchan en condiciones de desigualdad.
Con frecuencia, se enfrentan a más obstáculos que los hombres para acceder a activos productivos, tecnología, servicios públicos y de protección social, oportunidades de empleo dignas, acceso a mercados y a las instituciones públicas y privadas.
“Para lograr avances significativos hacia la consecución de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, los países deben integrar las cuestiones del cambio climático en sus planes de alimentación y desarrollo agrícola e invertir en soluciones que apoyen la igualdad de género”, afirma la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka, en su declaración del Día Internacional de las Mujeres Rurales. Agrega: “Las mujeres rurales son agentes de cambio en la transformación de la producción y el consumo de alimentos, ya que utilizan la tierra y los recursos de manera eficiente y sostenible. Se necesitan políticas e inversiones que faciliten su participación activa y la toma de decisiones y el acceso a la tierra y los métodos agrícolas resistentes al clima”.
En Guatemala, el 43 por ciento de los trabajadores en la agricultura son mujeres, responsables de producir alimento; además de los servicios de cuidado no pagados que sostienen a sus comunidades. El mejoramiento de sus habilidades para hacer crecer sus negocios tiene importantes beneficios para la comunidad.
ONU Mujeres, en conjunto con otras Agencias de las Naciones Unidas ha emprendido acciones en el país para el desarrollo de las mujeres rurales. Destacan, el Programa Conjunto Acelerando el Empoderamiento Económico de las Mujeres Rurales (PMA, FIDA y FAO), y el Programa Mujeres Emprendedoras con FIDA.
ONU Mujeres propone un modelo que fortalezca las capacidades de las mujeres rurales para conocer sus derechos, tener un protagonismo activo en espacios de decisión, manejar su tiempo y sus recursos, así como comercializar mejor sus emprendimientos agrícolas y otros negocios, incrementar sus ventas y activos y lograr ser rentables de manera sostenible. Desarrollar en ellas un mayor liderazgo para participar de manera más activa en sus comunidades y en las instituciones públicas relacionadas con el desarrollo, permitirá que nadie se quede atrás de cara al 2030.
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