En un momento de la vida los pilares que sustentaron su desarrollo no fueron sólidos, fundidos con dedicación, tiempo y amor.
Se debe tener, como padres, la disposición de educar al niño con principios éticos, morales y espirituales, para que cuando llegue a viejo no se desvíe de sus caminos, dice la Biblia. Nadie quiere tener un hijo en la miseria, en la calle, bravo, endeudado, mucho menos sentado en el banquillo de los acusados y detrás de las rejas, ni involucrado con pandilleros.
Todos queremos un hijo al que le vaya bien. Nuestra vida la queremos próspera, exitosa, abundante. Y aquí Dios nos da un “tip” para que podamos tener una vida en la que nos vaya bien, y como dice: disfrutemos de una larga existencia en la Tierra y, por eso, tenemos que iniciar este proceso honrando padre y madre que tiene un resultado positivo: larga vida.
No puede encajonarse la vergüenza de los padres en un “que me importa”, cuando ve a uno o más de sus hijos enfrentando a la justicia, porque en un momento de la vida los pilares que sustentaron su desarrollo no fueron sólidos, fundidos con dedicación, tiempo y amor. Se les pudo haber provisto de lo material, pero no de estos elementos que construyen su futuro por los caminos rectos, no fueron dichosos porque estuvieron en consejo de malvados.
Hubo tiempo para los amigos, las copas, las infidelidades, pero no para el hijo que se quedó a la espera de atención y de calidad. Y en aquel lapso de la vida que se les negó pudo aprovecharse la ocasión para inculcarles los valores, el respeto y la orientación para decirles con ejemplos, que la ambición conlleva riesgos, consecuencias, que la envidia y la avaricia son malas consejeras.
Lo fácil no tiene el esfuerzo que fabrica sueños, construye satisfacciones y alegrías y lo mal habido lleva a la cárcel o a la muerte, es como el agua en las manos, se escurre entre los dedos.
¿Cuándo se desviaron del camino que no les diseñaron ni en el hogar ni en la escuela? Pero la ambición, las amistades de mala influencia se los pusieron, así de fácil, y en alguna ocasión la frase de la familia “no importa que no les den, sino que los pongan donde hay”.
La Biblia dice que los padres no deben enojar a sus hijos en la forma en la que los tratan, sino criarlos en la disciplina e instrucción de Dios. Hay que prepararlos para el camino y, no el camino para ellos, con impurezas y delitos.
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