Detrás de un gran proyecto hay grandes cabezas.
Aquella tarde del 2 de octubre de 1998, estábamos reunidos los miembros de la Comisión Multisectorial de Reforma Universitaria en el edificio S11, Universidad de San Carlos. El ingeniero Herbert Miranda llegó un poco tarde a la reunión, y saludando a todos, se me acercó y me dijo: “Hoy firmé el acuerdo de autorización de la Universidad Panamericana”. Esta noticia me alegró muchísimo, y en cuanto pude, se la comuniqué a mi amigo Alfred Kaltschmitt. Ahora tenemos que armar la Facultad de Comunicación, mi estimado, me dijo. Con mucho gusto, le respondí.
Durante noviembre y diciembre del 98 le entramos de lleno a diseñar la maestría en Dirección de Medios de Comunicación y una licenciatura; aquella primera maestría que marcaría el inicio de la exuberante vida académica de la Universidad Panamericana. En enero de 1999 iniciamos las clases, los días sábados de 2 a 6 de la tarde.
Desde su inicio, la Universidad Panamericana (Upana) se concibió como un proyecto educativo innovador, capaz de desarrollar una fuerza académica fundada en valores, respeto por la calidad y sobre todo, la función social transformada en el deseo de llegar a las regiones más apartadas del país. Recuerdo las palabras de nuestro querido exrector, doctor Abel Girón: “Donde haya necesidad de formación, allí estaremos”. El rector Mynor Herrera ha continuado con esta línea. Si mal no recuerdo, hoy existen 109 sedes en Guatemala.
Me ha impresionado siempre la mística con que las autoridades atienden a todas las sedes, desde reuniones multitudinarias con coordinadores, hasta aquellos memorables actos de graduación donde decenas de nuevos profesionales ven coronados sus sueños. Las máximas autoridades personalmente colocan a cada graduado las insignias profesionales.
La Universidad Panamericana ha sido desde sus inicios un centro abierto donde cada quien cumple sus sueños a su manera. En mi caso, estos 18 años han sido aprovechados para dar rienda suelta a mis inquietudes de diseñar nuevas carreras y programas.
Me he puesto a reflexionar en cuál es el secreto de esta fuerza imparable que ha llevado a la Upana a ser grande entre las grandes en tan poco tiempo. Entre las razones puedo mencionar: la institución ha sido dirigida desde sus inicios por personas visionarias y comprometidas con el desarrollo del país; en sus aulas se respira un ambiente académico de total libertad, nunca mis ideas han encontrado diques. Otra de las razones es que ha habido un esfuerzo sostenido por mejorar la calidad, a la par de la expansión.
Detrás de un gran proyecto hay grandes cabezas. Como ejemplo puedo mencionar algunas: don Abel Girón, doña Alba de González, don Mynor Herrera, don Alfred Kaltschmitt, don César Custodio, entre otros. Atrás viene un relevo generacional con jóvenes entusiastas que darán nuevos brillos a la institución.
La Upana ha adquirido su DPI, que la acredita como una institución adulta en el concierto universitario nacional; sin duda, un hecho trascendental que debe llenar de orgullo y satisfacción a toda la comunidad upanista. ¡Feliz cumpleaños!
Deja un comentario