La empresa surcoreana Samsung quería alcanzar lo más alto cuando lanzó su nuevo smartphone en un mercado ultracompetitivo. En lugar de ello, ahora está al borde del abismo.
Lo que con su Galaxy Note 7 pudo ser un mero contratiempo técnico de algunos aparatos, se ha convertido en verdadera crisis de incalculables daños, no solo financieros, en un mercado en el que la confianza y la fidelidad a la marca son primordiales.
El gigante surcoreano certificó este martes el fiasco de este teléfono inteligente al suspender su producción, pedir a sus socios que dejen de vender este móvil de última generación y recomendar a los usuarios que lo apaguen por un riesgo de explosión de sus baterías.
Las consecuencias pueden ser desastrosas, pues las series de los Note, a medio camino entre teléfono y tableta, y de los smartphones Galaxy S son sus armas emblemáticas en el duro combate que libra, en el segmento de gama alta, contra su competidor estadounidense Apple.
El primer fabricante mundial de teléfonos inteligentes se vio forzado a ordenar el 2 de septiembre un llamado a revisión a escala mundial de 2.5 millones de unidades del Note 7, después de que algunas terminales ardieran al estallar la batería durante la carga.
Las pérdidas
Ello pareció paliar la crisis, pero todo se vino abajo, cuando la prensa reveló que los aparatos distribuidos para reemplazar a los defectuosos también tenían problemas.
“Es el peor escenario para Samsung”, destaca Jan Dawson, analista de Jackdaw Research.
“Parafraseando a Oscar Wilde, perder una versión de un producto por un problema de batería puede ser considerado una mala suerte, pero perder dos versiones ya se asemeja a una negligencia”, añade.
Los analistas estiman que este caso podría costarle a Samsung US $10 mil millones (Q75 mil 100 millones) o más. Y lo más inquietante es el impacto a largo plazo en la imagen de marca global del gigante surcoreano.
La división móvil de Samsung Electronics ha basado su éxito en su capacidad para unir tecnología de punta y producción a gran escala de productos fiables, de calidad, con una diversificada gama de precios.
Los analistas dicen que los defectos constatados también en los aparatos de reemplazo dan a entender que se trata de un problema global, lo que es muy dañino en términos de imagen, lo cual será difícil de contrarrestar por parte del fabricante.
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