Encapuchados con sus brillosas y coloridas máscaras, dos estrellas de la lucha libre mexicana revelan los secretos detrás de sus famosas maniobras de sometimiento (llaves, palancas y candados) a un grupo de fervientes aprendices: policías de uno de los barrios más inseguros de Ciudad de México.
“¡Ya llegó Dragón Rojo Jr! ¿Cómo estamos?”, grita este campeón mundial de peso medio al irrumpir, enérgico en el patio del primer destacamento de la Policía Auxiliar de Iztapalapa, donde 190 uniformados en hileras perfectas le replican al unísono con un “¡bien!”.
Con “¡mucha fibra!”, este gladiador ejecuta las flexiones, sentadillas, saltos y abdominales que los policías repiten al ritmo de sus silbatazos.
Los agentes, hombres y mujeres, tratan de seguir el paso de este enmascarado, pero algunos, sofocados y sudorosos, hacen pausas para tomar un respiro.
“Va uno arriba de la patrulla y la mera verdad se enmohece uno. Y ya con esto se activa uno, empieza a correr, a sentirse mejor, más ligero y con más salud”, dice a la AFP el policía Joel García, al reconocer que antes de este entrenamiento intentó someter a un sospechoso que se fugó corriendo.
Este agente, que entrena después de haber trabajado 24 horas consecutivas y que desde niño idolatra a grandes luchadores como El Santo, Blue Demon o El Matemático, estima que las acrobacias de los guerreros enmascarados “van de la mano” con su trabajo.
*Con información de AFP
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