Campaña busca rebajar los delitos contra la vida en un 50 por ciento, en un plazo de 10 años, en 7 países de América Latina incluyendo Guatemala.
La semana pasada se llevó a cabo en Buenos Aires, Argentina, la Semana de la Seguridad, la cual permitió un tiempo de intercambio de experiencias y conocimientos. Durante el evento se tocaron temas como crimen emergente, seguridad urbana y gestión policial. Al término de la actividad y conscientes de que el continente es uno de los territorios más violentos, se anunció el inicio de una campaña, en la que algunos países de América Latina se verían involucrados.
Dicha campaña iniciaría el próximo año, la cual consiste en reducir los homicidios que se cometen en Brasil, Colombia, El Salvador, Guatemala, Honduras, México y Venezuela. El fin primordial es rebajar los delitos contra la vida en un 50 por ciento, en un plazo de 10 años. La iniciativa es promovida por la Open Society Foundation, el Banco Interamericano de Desarrollo, entre otros, y coordinada por el Instituto Igarapé y Nossas Cidades.
No sorprende que los países del Triángulo Norte estén incluidos en la iniciativa, ya que junto a los demás territorios suman la cuarta parte de los homicidios cometidos a nivel mundial. Además de que los siete tienen altas tasas de delitos contra la vida, también son territorios que tienen presencia de actividades ligadas al narcotráfico.
La campaña tiene la meta ambiciosa de prevenir la muerte violenta de unas 400 mil personas y; para ello, además de las estrategias de seguridad propias de cada país, se suma la recomendación de aplicar pasos básicos como: la creación de un sistema que permita monitorear el comportamiento del crimen, la priorización del destino de los recursos para las personas y lugares que se encuentran en alto riesgo, la participación comunitaria en la búsqueda de la convivencia pacífica y, finalmente, la colaboración de organizaciones no gubernamentales, universidades y otros actores, bajo el esencial liderazgo de las autoridades nacionales y municipales.
Es de reconocer que la campaña ha puesto sobre la mesa una meta sumamente ambiciosa y que no será fácil alcanzar; asimismo, es evidente que el combate al delito no puede enfocarse solamente a la criminalidad, pues la reducción de la pobreza, un mejor sistema de salud, mejores y más oportunidades de empleo, el fortalecimiento institucional y la gobernanza democrática, son elementos esenciales para atacar la inseguridad de forma multidimensional.
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