La gran difusión de estos productos culturales es expresión de los imaginarios colectivos desde los cuales las sociedades entienden y representan una realidad asociada al tráfico de drogas.
Intercambiando palabras con unos nuevos conocidos, la informalidad de la conversación fácilmente condujo al ocio, y entonces, llamó mi atención que dos personas de culturas muy diferentes y lejanas a la realidad latinoamericana tuvieran como interés común una serie sobre narcotraficantes en Colombia.
Claramente el narcotráfico se ha insertado en la dinámica del sistema internacional operando en determinados espacios de influencia política, desde lo local, nacional, hasta lo transnacional, se ha extendido a la sociedad y la cultura.
El proceso de transnacionalización del narcotráfico ha implicado el desarrollo de una “narcocultura”, definida como un conjunto de comportamientos, valores, códigos, simbolismos y significados que caracterizan la forma de vivir de los narcotraficantes.
Estos esquemas y representaciones construidas funcionan como mecanismos de aceptación y normalización del fenómeno, de manera que el narcotráfico se manifiesta como una expresión del panorama político, económico, social y cultural de los países latinoamericanos.
El formato de la narconovela refleja la vida de los grandes narcotraficantes y las actividades que los rodean, a la vez que refiere y denota significaciones profundas y trascendentes, que simbolizan y representan parte del mundo social y del imaginario colectivo en términos de prácticas sociales, relaciones de poder, filosofía de vida, estética, entre otras.
Al ser productos culturales consumidos transnacionalmente, facilitan procesos de imitación y aprendizaje social que contribuyen a la formación de identidad del actor en cuestión a través de categorías sociales objetivadas en el discurso popular.
Estos personajes son concebidos en algunos contextos como referentes de éxito y poder, en términos de éxito material (poder o riqueza) y de estatus o prestigio social.
El carácter cultural que ha desarrollado el fenómeno del narcotráfico evidencia su capacidad como actor transnacional de generar elementos y características culturales propias que han adquirido una mayor visibilidad y cobertura pública a nivel internacional, mediante la difusión a través de los medios de comunicación, de modas, materiales literarios, musicales y televisivos.
La gran difusión de estos materiales es expresión de los imaginarios colectivos desde los cuales las sociedades entienden y representan una realidad asociada al tráfico de drogas, y aceptada como normal.
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