Entre seda, encajes y transparencias, Bouchra Jarrar firmó su estreno en la dirección creativa de Lanvin, la casa de modas más antigua de Francia. La colección, presentada ayer, destacó en la segunda jornada de la Semana de la Moda de París, correspondiente a la primavera-verano 2017.
Del boudoir a la pasarela
Con un entorno inmejorable, el que proporcionan los salones del Ayuntamiento de París, las modelos se deslizaron a paso sigiloso entre los asistentes. Si bien la música de fondo creaba un ambiente dramático, los diseños no pudieron estar más ceñidos al estilo minimalista de la marca.
El blanco fue el primer color de la paleta a explorar por Jarrar, quien vistió a sus chicas con trajes de chaqueta en seda y líneas verticales. Una especie de pijamas en clave chic que acompañó con elementos cargados de feminidad como lazos y flores.
Casi de inmediato, la diseñadora elevó la apuesta e introdujo vestidos largos y de aire lencero. Las piezas con encajes y tules trajeron consigo la nostalgia de los boudoirs. Como para probar por enésima vez la teoría de que blanco y negro son la pareja perfecta,
Jarrar mezcló estas tonalidades en prendas como vestidos largos y jumpsuits (monos).
Intensidad en aumento
Poco a poco, las telas se hicieron más gruesas y aparecieron los chalecos de plumas y las chaquetas de piel. La colección avanzaba y con cautela Jarrar sumó detalles metálicos, lentejuelas y pedrería.
En el momento en que las modelos empezaron a cambiar sus sandalias planas por tacones, el público supo que la creadora aún guardaba un as bajo la manga. Uno que rompió con la estética anterior, al incluir vestidos púrpura y combinar negros y dorados. Incluso, con las transparencias como mejores aliadas, la nueva responsable de Lanvin reservó el último tramo del show para los vestidos de noche. Entre estos destacaron los estampados que imitaban el caftán, prenda originaria de Medio Oriente.
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