En Nevada y Florida, los dos estados decisivos con las más altas poblaciones latinas, la candidata demócrata se mantiene encerrada en una carrera muy reñida con Trump. Clinton tiene casi el mismo resultado en las encuestas que los demócratas en las contiendas anteriores entre los latinos a nivel nacional, al parecer sin ganar terreno a partir de la impopularidad histórica de Trump.
Las encuestas cerradas en Nevada y Florida han llevado a los aliados de Clinton a empezar a gastar dinero dirigido a los votantes hispanos en esos estados.
El primer debate presidencial entre los aspirantes deja claro quién es el candidato con escuela política y a quién le falta. También evidenció que el encuentro tuvo como resultado a dos ganadores, Clinton en las ideas y Trump como personaje.
Preocupa mucho que existe la posibilidad de un voto secreto a favor del magnate, ya que las personas no quieren ser estigmatizadas por apoyarlo, pues representa lo políticamente incorrecto y es un personaje controversial que está a favor de endurecer las políticas migratorias (efecto underdog), entre otros.
Hillary, relajada, sonriente, vistiendo un traje sastre rojo para resaltar frente a su contrincante, logró mantener la solemnidad y la calma y eso no la desvió de su mensaje.
El ciudadano común ya está cansado del estereotipo propio del político, está agotado de las promesas y discursos que apenas logra identificar y comprender, está apático entre su realidad y la vida política de Washington D. C.
Donald Trump es un personaje que reúne muchas de las cualidades del típico ciudadano estadounidense, obviando su origen de cuna millonaria, se identifica con las ideas y el sentir de esa población olvidada por los políticos, el estadounidense que vive en áreas rurales, que le encantan las carreras de carros, los toros y los monster trucks.
El debate, si bien es cierto solo es el primero, nos evidenció que más allá de las ideas y el hecho admirable de que se trata de la primera mujer en llegar a defender su candidatura para presidenta, y Trump un personaje políticamente grotesco, hay algo que aún hace falta. Y ese vacío es que los 90 minutos de debate, sin interrupción comercial, fue centrado en más ataques personales que propuestas e ideas innovadoras que terminen de convencer a los millenials y a los indecisos.
A 6 semanas de las elecciones, quedan 2 debates más, el segundo es de los candidatos vicepresidenciales, y el 9 de octubre es el último debate presidencial. En esta edición, la propuesta sobre migración fue obviada, y el tema salió como ataque personal, al menos Trump no volvió a mencionar el tema del muro, su debilidad fue el tema controversial sobre el certificado de nacimiento de Obama, punto que aprovechó Clinton para decir que estaba preparada para el debate y también para ser presidenta.
La carrera por la oficina oval, en resumen la pelea una política tradicional versus un personaje outsider.
No nos debemos olvidar de que las encuestas ya le hicieron una mala jugada a Clinton.
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