Ante la preocupación de los vecinos de Amatitlán por la aparición de cientos de peces muertos en las aguas y la playa, Óscar Juárez Sosa, titular de la Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca y del Lago de Amatitlán, aseguró que el fenómeno no implica una mayor contaminación del área.
“Sin embargo, no son recomendables para el consumo humano, ya que se ha determinado que en las vísceras y los músculos están acumulados grandes cantidades de materiales cancerígenos, como arsénico y plomo”.
La situación no es nueva, pues ya ha sucedido en otros años. “Se da en todo el mundo, y se trata de un volteo. Sucede que por efecto de los cambios en la temperatura, el agua de la superficie desciende al fondo, y la que se encuentra depositada en la parte baja asciende, arrastrando los contaminantes químicos que se han depositado por mucho tiempo en las profundidades, causando la muerte de los animales que viven entre los 5 a 8 metros y que no encuentran oxígeno para sobrevivir”, explicó el funcionario.
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