Los atletas deben llevar todo un proceso para su clasificación.
En 1948, después de la Segunda Guerra Mundial, se instituyen los Juegos Paralímpicos para promover la participación de atletas con discapacidad de alto rendimiento en distintas disciplinas deportivas, en concordancia con los Juegos Olímpicos que se celebran cada 4 años en distintas sedes, aunque las competencias de los deportistas con discapacidad no se hacían en principio bajo este criterio, ya que su montaje se hacía en un país alterno, donde las instalaciones deportivas reunieran condiciones mínimas de accesibilidad.
Los Juegos Paralímpicos se celebraron durante más de 4 décadas de esta manera, pero al consolidarse el movimiento de las personas con discapacidad a nivel mundial, se demandó su organización en las mismas instalaciones de los Juegos Olímpicos y en similares condiciones en cuanto a alojamiento, alimentación, premiaciones y movilización de atletas, motivando la construcción de escenarios deportivos con las normas de la accesibilidad universal.
A la fecha, los juegos comprenden 26 disciplinas, casi un 50 por ciento de los llamados Olímpicos, pero al igual que estos, los atletas deben llevar todo un proceso para su clasificación, debiendo alcanzar marcas mínimas que se establecen según condiciones de discapacidad, sin afectar los criterios que rigen la alta competencia y garantizar de esta manera el nivel deportivo.
Este nivel de exigencia, y ante la falta de recursos en los países considerados pobres, en los que por lo general se carece de los elementos adecuados para la preparación y entrenamiento de los atletas con discapacidad, ha limitado significativamente su participación en este tipo de competencias, concretándose únicamente a invitaciones especiales que tiene a bien extender el Comité Paralímpico Internacional a uno o dos atletas, siendo este el caso de nuestro país.
En los últimos 20 años, Guatemala ha recibido invitaciones para deportistas que participan en eventos individuales (lanzamiento de disco, impulso de bala, carrera de 100, 200, mil 500 y 5 mil metros planos) en los que nuestros compatriotas han hecho su mejor esfuerzo, que aplaudimos y valoramos, no obstante, a saber que deportivamente van en desventaja y sin posibilidades de conquistar una medalla, tal como lo hiciera en los años 70 y 80 el destacado atleta Rolando de León en 4 oportunidades, alcanzando un mismo número de preseas de oro.
En los Juegos Río 2016, por Guatemala fue invitado Oscar Raxón, atleta ciego que participó en los mil 500 metros planos, quien perdió a su señora madre durante los días de competencia, pero al enterarse de tan lamentable hecho, decidió no regresarse al país y en cambio, dedicar su esfuerzo a Guatemala y a su progenitora, logrando una aceptable participación de 4.53 en mil 500 metros planos, muy por encima de atletas con mejores condiciones de apoyo, hecho que debe significar a la dirigencia deportiva todo un mensaje.
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