El papa Francisco señaló, durante la ceremonia de clausura del encuentro interreligioso de Asís, que ninguna forma de violencia representa la verdadera naturaleza de la religión, sino que es su deformación y contribuye a su destrucción.
Ante líderes religiosos y políticos de todos el mundo, reunidos en la plaza de San Francisco de la ciudad de Asís (centro de Italia), el sumo pontífice hizo un llamado para condenar la utilización del nombre de Dios para justificar la violencia y subrayó, que solo la paz es santa y no la guerra.
Lamentó que la gran enfermedad de las sociedades modernas es la indiferencia, un virus que “paraliza, que vuelve inertes e insensibles, una enfermedad que ataca el centro mismo de la religiosidad, provocando un nuevo y triste paganismo: el de la indiferencia”.
“El mundo tiene una ardiente sed de paz. En muchos países se sufre por las guerras, con frecuencia olvidadas, pero que son siempre causa de sufrimiento”, expresó.
Finalmente, Francisco llamó a todas las personas, con independencia de su confesión religiosa, a que se reúnan y susciten concordia, especialmente donde hay conflictos, y se liberen de las pesadas cargas de la desconfianza, de los fundamentalismos y del odio.
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