Escuchar “tengo los botines de Messi”, de CR7, o, si nos remontamos al pasado, “calzo tenis Jordan”, unos 10R, Iverson o los Beckham, son expresiones que demuestran cómo los aficionados han encontrado una forma de identificarse o sentirse relacionados con los deportistas de élite.
O, mejor dicho, cómo las grandes marcas nos han sumergido en un mundo surrealista, en el cual portar un artículo personalizado de futbolistas, basquetbolistas, tenistas, golfistas, entre otros, se convierte en una necesidad fantasiosa.
Si bien las estrellas deportivas se constituyen por sí solas como una imagen, las compañías han recurrido a ellas para asociarse y establecer un logo personal, un gancho para ganar adeptos, mientras las empresas aumentan sus ganancias.
En concreto, los jugadores de élite de diversas disciplinas han revolucionado el marketing deportivo, y por medio de la creación de isologos o logotipos generan una identidad con marcas difíciles de olvidar, en un mundo en el que predominan las firmas, estadounidense, Nike, y la alemana Adidas.
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