El civismo refiere al comportamiento de la persona que cumple con sus deberes ciudadanos, respeta las leyes y contribuye así al adecuado funcionamiento de la sociedad y al bienestar de los demás miembros de la comunidad a la cual pertenece.
En la tradición política antigua, el principio de corresponsabilidad que involucra el civismo se manifiesta claramente en el ámbito de lo político, que se constituye como un valor absoluto en el cual no existe una distinción entre lo público y lo privado, considerándose un privilegio el participar de los bienes civiles mayores. Esta relación se expresa en la Antígona de Sófocles: “es imposible conocer el ánimo, las opiniones y principios de cualquier hombre que no se haya enfrentado a la experiencia del gobierno y la legislación.”
En este sentido, es preciso tener en consideración el concepto de ciudadano en la época antigua, en tanto hombre libre dueño de propiedad que vive en la polis, ya que esta conceptualización del ciudadano determina la vinculación a lo político, bajo el supuesto que por principio hay dos valores fundamentales que preservar: la libertad y la propiedad.
Se suma a la idea de corresponsabilidad en el mundo antiguo, la divinidad de los dioses representada en el gobierno político que hace inherente la obediencia a este. También en la Antígona se expresa esta concepción, “si (el ciudadano) cumple los usos locales y la justicia por divinos juramentos confirmada, a la cima llega de la ciudadanía; si, atrevido, del crimen hace su amigo, sin ciudad queda.” En este contexto, el quedarse sin ciudad implicaba desaparecer de lo público, espacio en el cual solo se encontraban los hombres no libres o los enemigos políticos.
En la dinámica política moderna el principio de corresponsabilidad es opuesto, en tanto se observan ciudadanías apolíticas que defienden fundamentalmente la protección de la esfera privada de la vida. Esta desvinculación entre lo privado y lo público en los modernos, implica el reclamo de los ciudadanos de separarse de lo político; es decir, mientras que para los antiguos el reclamo fundamental era participar en lo político y en la vida pública, para los modernos el reclamo fundamental, es que el Gobierno permita y no exija participar en cuestiones públicas.
A propósito de las fiestas patrias, debemos comprender que la experiencia cívica involucra todo un sistema de ideas, valores y construcciones que constituyen y dan significado a la identidad política. Es una forma de vida y de conducirse en sociedad, no se trata de una identidad que podamos portar solamente el 15 de septiembre.
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