El fin de la guerra con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) es solo un paso hacia la consolidación de la paz en el país sudamericano. Para el Estado empieza un reto: la financiación del posconflicto, en la que reina el pesimismo, tras la pérdida de la renta petrolera.
El presidente Juan Manuel Santos ha repetido con insistencia que la paz es la mejor inversión que puede hacer el país, tras terminar una confrontación de 52 años con las marxistas (FARC).
El Gobierno estima que el posconflicto representará un crecimiento adicional anual de entre 1.1 a 1.9 puntos porcentuales del PIB, por la mejora de la seguridad y la llegada de inversionistas. Pero el paso de los insurgentes a la vida civil tiene altos costos económicos para el país.
Según el Senado, para la próxima década serán necesarios unos US $31 mil 400 millones para implementar lo pactado. Es decir, más de la tercera parte de los US $78 mil 300 millones (Q589 mil 599 millones) del presupuesto de 2017.
“Aunque la situación fiscal es apretada, el presupuesto es manejable. La plata que falta la vamos a conseguir. Además, hay que entender que la implementación de los acuerdos no es de un día para otro”, indicó Santos a la revista Semana, en agosto.
Ingresos débiles
Para el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, “el mismo rédito de la paz sirve para financiar los compromisos”, afirmó a AFP meses atrás.
El presupuesto para 2017 marca como prioridad garantizar la sostenibilidad y consolidación del posconflicto, para el que se destinaron US $4 mil 187 millones (Q31 mil 528 millones), una cifra mayor a los US $3 mil 942 millones (Q29 mil 683 millones), ya dirigidos en 2016 a las víctimas del conflicto acogidas a programas de reparación.
“No sé qué va a hacer el Gobierno en el corto plazo para financiar el posconflicto”, dijo Salomón Kalmanovitz, exmiembro de la junta directiva del Banco de la República (emisor).
En el país, cuarto productor de oro negro de América Latina, el crudo representa más del 50 por ciento de las exportaciones.
En el presupuesto de 2016 se calculó en US $50 (Q376.50) el barril del petróleo y este por momentos estuvo debajo de US $30 (Q225.90). Según estimaciones de la Fundación para la Educación Superior y el Desarrollo, por cada dólar que baja el barril, el Estado deja de recibir US $146 millones (Q1 mil 99 millones).
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