Mal de Ojo

La cosmovisión maya es una forma propia de ver, entender y vivir el sentido de la vida.

Guatemala atraviesa una de sus peores crisis en salud pública. Desde hace mucho tiempo no se tenían las vacunas para el sarampión, y al tenerlas, estas no tenían la manipulación adecuada para su transporte y conservación.

He sido testigo de que muchos doctores en el área de salud pública trabajan atendiendo más de 30 pacientes diarios en los Centros de Salud. En su mayoría, optan por llevar las muestras médicas que les dejan los visitadores al Centro, porque como muchos dicen: “Llega mucha gente con necesidad, y no tienen para comprar ni siquiera un acetaminofén, y si llegan no tenemos medicamentos, y es horrible darles receta sin medicina, porque no hay”.

No pretendo ser una experta en cosmovisión maya, y tampoco sobre salud pública, pero sí podré realizar una reflexión como ciudadana comprometida con mi país y que, por supuesto, paga sus impuestos y me gustaría verlos invertidos más en salud y educación. Se ha criticado la postura de la nueva ministra por incluir el mal de ojo, la mollera caída y otros males populares para que sean atendidos en el sistema de salud pública.

Estos padecimientos populares podrán ser explicados en la teoría científica como síntomas o causas de enfermedad, pero si usted va a aquel caserío o parcelamiento donde hay bebés, la principal preocupación es la “mollera caída”, la realidad es que la fontanela hundida o “mollera caída” indica deshidratación del bebé. La deshidratación es una condición seria que requiere asistencia médica inmediata.

Los bebés se deshidratan con mucha facilidad y deben ser tratados de forma adecuada; no basta con simplemente darles más agua. Sobre todo, cuando en esos lugares remotos de nuestro país, las madres están malnutridas y hay poco acceso a los servicios básicos de saneamiento.

Estos términos empleados, más que un aspecto de la cosmovisión maya, no son exclusivos; ya que provienen de términos populares ampliamente utilizados en otras regiones de Latinoamérica, el cual no es producto de la ignorancia, sino a manera de explicar y ponerle nombre a un fenómeno que no se comprende pero se percibe. Es acertado cuando la ministra de Salud dice: “Sistema de salud con pertinencia cultural”, ya que la mayoría trata estos padecimientos en casa, y hasta cuando se agravan, van al Centro de Salud, y luego la culpa es de los doctores cuando es demasiado tarde. Hay un círculo vicioso, al cual debemos contribuir para erradicarlo con prevención.

La prevención es vital, para no saturar los hospitales y lograr un gasto racionable en esta área. Una medida aplaudida es apostarle a la capacitación de comadronas, a falta de médicos bilingües; qué mejor medida que capacitarlas en armonía con el sistema de salud. Personalmente, no creo en el mal de ojo, pero este no debe ser visto como un chiste. Debe atenderse y educar al mismo tiempo a la población sobre su causa y cómo prevenirlo, ya que un “mal de ojo” significa muchas cosas.