La extracción de madera con fines industriales o para consumo, el uso del suelo para los monocultivos, la ampliación de la frontera agrícola o ganadera, los incendios accidentales o provocados, son, entre otras, las causas que motivan la tala de árboles y contribuyen a la deforestación en Guatemala.
Según estimaciones de las entidades encargadas de proteger el medioambiente, al año se pierden no menos de 38 mil hectáreas de bosque, y las regiones más afectadas son Petén, la Franja Transversal del Norte, Izabal y el oriente del país.
El Estado ha hecho esfuerzos desde hace 18 años por rescatar las áreas depredadas, con acciones que no solo buscan la recuperación de las zonas desiertas, sino el desarrollo económico de las comunidades, usando planes para que aprendan a conservar y manejar de manera racional los recursos naturales.
Producto de esa tarea se ha logrado la reducción de las áreas deforestadas, con la siembra de 153 millones de árboles en 138 mil hectáreas de terreno, favoreciendo a 210 mil familias e invirtiendo Q1 mil 441 millones 503 mil 444.99.
Los comunitarios se benefician con el manejo sostenible de los bosques, mediante proyectos como los Incentivos Forestales para Poseedores de Pequeñas Extensiones de Tierra con Vocación Forestal y Agroforestal y de Desarrollo Forestal.
Además de las acciones gubernamentales, las diferentes instancias civiles ecológicas también dan acompañamiento a las poblaciones involucradas en los proyectos de conservación de los recursos naturales, lo cual se valora, pues la responsabilidad de revertir el daño es de todos.
Los programas para el rescate y restauración del medioambiente han sido acertados, como lo reconocen entidades como Defensores de la Naturaleza, la Fundación para el Ecodesarrollo y la Conservación, así como el Instituto Privado de Investigación sobre Cambio Climático.
Falta mucho por hacer; es evidente la urgencia de que todos los guatemaltecos aprendamos a manejar los recursos de manera responsable y sostenible. El cuidado, la preservación y el rescate de estos repercute de forma positiva, pues se garantiza un ambiente sano para las presentes y futuras generaciones.
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