La Escuela de Música de la Municipalidad de Villa Nueva cuenta con más de 500 jóvenes inscritos.
Los efectos regeneradores de la música sobre los individuos y la sociedad han sido siempre sorprendentes y funcionales vínculos del arte con el comportamiento del ser humano. Su uso en la religión, la política, el comercio o sencillamente en el plano más íntimo de los recuerdos son unos de los puntos más cercanos de esta rama del arte con el ser humano. A pesar de que otras manifestaciones artísticas, como la arquitectura, están extremadamente cerca de las personas, la música es quizá la más aceptada de todas, ya que con suma facilidad se inserta en el mundo de la introspección y puede evocar multitud de sentimientos individuales y colectivos.
Esta reflexión viene a cuenta al conocer verdaderos esfuerzos para incorporar a los jóvenes a programas que trascienden el aprender a tocar un instrumento e integrarse a una orquesta sinfónica municipal. En Guatemala se conoce el trabajo que a pesar de las precariedades económicas realiza el Conservatorio Nacional de Música Germán Alcántara, así como el de la Orquesta Municipal de Guatemala, que han logrado una difusión y aceptación notable en la sociedad. Sin embargo, hay esfuerzos menos conocidos, como el de la Escuela de Música de la Municipalidad de Villa Nueva, que en tan solo 4 años de funcionamiento cuenta con más de 500 jóvenes inscritos aprendiendo música y especializándose en la ejecución de un instrumento. Su director, con gran pericia y experiencia en la administración de cuerpos musicales tradicionales, ha logrado que en ese espacio de tiempo se integre una orquesta sinfónica municipal y se esté por abrir una orquesta femenina, que sin duda será una gran contribución a la mejora de la autoestima, responsabilidad y destrezas artísticas de cientos de mujeres del municipio. Resulta interesante que según los registros de la Escuela, hay estudiantes de Petapa, Villa Canales, Mixco e, incluso, San Pedro Sacatepéquez, lo que se traduce como una necesidad de los jóvenes por buscar oportunidades para crecer dentro de este fascinante campo.
La dimensión del proyecto motiva a pensar en la necesidad de reproducir estos modelos de aprendizaje en cada municipio del país para acercar la cultura a quienes tradicionalmente se ha marginado de la enseñanza académica de las artes y, más aún, a los beneficios espirituales y humanos que la música puede generar, especialmente en una sociedad convulsa como la guatemalteca.
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