En el umbral de su juicio político, la presidenta Dilma Rousseff acudió al Senado brasileño y solicitó a los representantes que voten contra su destitución para impedir que se produzca un golpe de Estado.
Lo anterior ocurrió antes de que se lleve a cabo la votación que la puede dejar fuera del poder.
“Si la destitución se consuma, resultará en la elección indirecta de un gobierno usurpador”, añadió la exguerrillera de 68 años, quien repitió que es inocente de los cargos que se le imputan.
Ayer fue la primera oportunidad que tuvo la mandataria de defenderse en el Congreso y es la última carta antes de la votación que decidirá sobre su destitución, probablemente hoy o mañana.
Cada vez más aislada políticamente, agobiada por la peor recesión económica desde los años 30 y con su partido ametrallado por denuncias de corrupción, la mandataria fue suspendida de su cargo en mayo.
La causa
Según la acusación, la gestión de la gobernante maquilló las cuentas públicas por medio de “pedaladas” fiscales (como se le denomina en portugués), un mecanismo usado por el Tesoro Nacional para retardar el traspaso de dinero a bancos públicos y privados y a grandes administraciones.
Esa práctica permite mejorar de forma engañosa las cuentas, elevando el gasto público para financiar los programas sociales, antes de su reelección en 2014. Y que, a la postre, precipitaron la crisis económica que sufre el país sudamericano.
Por eso se le considera responsable de violar la Ley de Responsabilidad Fiscal, lo que viola la Constitución del país y es penalizado con la destitución y 8 años de inhabilitación política.
Tras concluir el interrogatorio, el pleno de 81 senadores comenzó a decidir el futuro gobierno del país en una sola ronda de votación. Ese será el punto final de un proceso que remece a Brasil desde hace 9 meses, junto a una economía maltrecha y el descrédito en una clase política embarrada por escándalos de corrupción.
Los aliados de su vicepresidente y mandatario interino Michel Temer aseguran tener entre 60 y 61 votos para garantizar la condena, más de los 54 que son necesarios para la remoción.
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