Dos semanas después de que la presidenta Michelle Bachelet anunciara modificaciones al sistema de pensiones, que aún no se traducen en un proyecto de ley, no menos de 1 millón de personas exigieron el fin de las llamadas Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP).
Los chilenos marcharon ayer a lo largo de la céntrica avenida Alameda de Santiago y en las principales ciudades del país, duplicando el número de manifestantes que lo hizo en la primera protesta convocada el pasado 24 de julio, de acuerdo con los organizadores.
“No queremos más AFP, ni públicas ni privadas”, dijo en el acto de cierre de la masiva manifestación, Luis Mesina, vocero del movimiento No+AFP.
El legado
Instauradas por Augusto Pinochet en 1981, estas sociedades administran los fondos para las jubilaciones para 10 millones de trabajadores de ese país, entregando cuotas bajísimas a sus afiliados, muy lejos de su promesa de retribuir el 70 por ciento del último salario.
“Venimos con nuestros hijos porque este régimen ya no da para más”, aseguró María González, profesora, y quien marchó junto a sus 2 pequeños, de la misma forma en que en 2011 lo hicieron estudiantes para exigir educación estatal, gratuita y de calidad.
Modificar el sistema
Con un 15 por ciento de aprobación, el registro más bajo para un mandatario desde el retorno a la democracia, tras el fin de la dictadura de Pinochet, Bachelet propuso 12 medidas para modificar el método, pero no su completa disolución para avanzar a una estructura pública de pensiones, como exigen los chilenos en las calles.
Entre las acciones proyectadas por el Gobierno, que todavía no se concretan en ninguna propuesta legal, está el aumentar en 5 puntos la tasa de cotización que hoy es del 10 por ciento con cargo al empleador, con lo que se espera incrementar el pago, tanto de los futuros, como de los actuales jubilares.
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